Abuela y nieto, detenidos por vender heroína en La Quinta
Cipriana Fernández Fernández, una mujer gitana de 60 años, y su nieto Romero Fernández Fernández, de 22, fueron detenidos ayer en el poblado de realojamiento de La Quinta, en Fuencarral, por vender heroína. Los agentes hallaron en su poder 135 gramos de esta droga repartidos en 27 bolsitas y 250.000 pesetas que, supuestamente, obtuvieron de la venta de otras papelinas.Cipriana fue apresada ya el 24 de junio de 1992, cuando vivía en una chabola de la Cruz del Cura, también en Fuencarral, junto al hospital privado Ruber Internacional y los chalés de lujo de Mirasierra. Entonces la policía halló bajo el heno de su cuadra una pistola Walter de doble acción, dos cartillas a su nombre con siete millones de pesetas y una bolsa llena de heroína.
Este último arresto se produjo a las 21.30 del lunes en la calle de los Chalaneros, en el poblado. A los agentes les llamó la atención que varios toxicómanos se acercaban a la mujer y a su nieto sin mediar ningún gesto o contraseña. Al registrarles, hallaron las papelinas.
Hace un año, esta mujer fue detenida con otras cuatro del mismo asentamiento, entre ellas dos hermanas apellidadas Fernández Silva y conocidas en el barrio como las enanas. En las cinco chabolas registradas no había ningún hombre.
Los agentes observaban el trapicheo por la zona y efectuaban hasta dos registros semanales en los chamizos, pero no encontraban droga.
En la noche del 24 de junio, por casualidad, empezaron a levantar paja y estiércol de varias casetas habilitadas como cuadras y en varios establos aparecieron 450 gramos de heroína, 1,5 millones de pesetas, cuatro kilos de oro en joyas y dos pistolas. La redada acabó con una salida accidentada de los agentes después de que los chabolistas preparasen una barricada con -contenedores de basura.
Punto negro de droga
El poblado de La Quinta, situado en un descampado junto a la carretera de Fuencarral a El Pardo, frente al restaurante Casa Jaime, es considerado por la policía como un punto negro de venta de droga.
Fue construido en el verano de 1992 por el Consorcio para el Realojamiento de la Población Marginada para aposentar a 83 familias chabolistas de los poblados de la Cruz del Cura y Ricote, en Fuencarral, y de la avenida de Aster, en Chamartín.
La obra fue costeada por los propietarios de los terrenos donde estaban levantadas las chabolas, que querían edificar en los solares. Son casas bajas que pocos meses después de edificadas empezaron a presentar defectos de construcción en patios, paredes y mobiliario.
Numerosos toxicómanos se acercan allí para conseguir sus dosis, especialmente al mediodía y a la noche, aprovechando los relevos de las patrullas policiales. En el poblado trabajan tres educadores sociales del consorcio.
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