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Entrevista:

"La revolución informática dejará obsoletas las barreras comerciales"

Victoria Carvajal

Con efectos equiparables a los de la revolución industrial, Robert B. Palmer está convencido de que la informática será el motor de crecimiento del próximo siglo. La transición será costosa, admite, parecida a la que todavía está atravesando la propia industria de la informática -que le ha costado a su compañía unas pérdidas de 251 millones de dólares en el año fiscal de 1993 (terminado en julio)-.Pregunta. Las empresas de informática estadounidenses apoyan una mayor liberalización del comercio. ¿Qué esperanzas tiene de que se concluya con éxito el GATT y de que EE UU apruebe el Tratado de Libre Comercio (TLC) de Norteamérica?

Respuesta. El GATT será positivo para todos, pero lo más interesante ahora mismo para Estados Unidos es el TLC. Por ello lo apoyamos enérgicamente. Porque nos ayudará a vender más productos en los mercados latinoaméricanos, a través de México, donde el potencial de crecimiento es muy importante. El resultado de la votación va a estar muy ajustado, pese a que las ventajas del Tratado están tan claras. El TLC servirá para crear puestos de trabajos bien remunerados en EE UU. Digital apoya la eliminación de barreras comerciales, que son contraproducentes, que no protegen a nadie en ninguna forma.

P. Protegen, opinan algunos, el empleo en industrias que se están adaptando a un mercado más abierto.

R. Ahora mismo, en el Mercado Común, por ejemplo, hay aranceles del 14% para la entrada de productos informáticos y del 7% para microchips. En el resto del mundo, EE UU, Japón y Canadá, no hay aranceles de ningún tipo para estos productos. ¿Cuál ha sido el efecto de estos aranceles? Pues, básicamente, que las compañías europeas de informática no lo están haciendo muy bien y pierden cuota de mercado frente a las internacionales. Digital, que es la única empresa que diseña y fabrica la totalidad de sus ordenadores en Europa -desde el soporte de silicio, los circuitos integrados, hasta los sistemas terminados- tiene unos costes de las instalaciones más caros que en otras partes del mundo debido a los aranceles. Llegó un momento en el que mantener la rentabilidad en la CE costó empleos que fueron trasladados a otro sitio.

P. Al margen del impacto de los aranceles en los costes, ¿dónde es hoy más barato fabricar un ordenador, en la CE o en EE UU?

R. En estos días, si comparas los costes totales -que incluyen los costes laborales, sociales y demás-, EE UU es menos caro que la CE, en general. Los países del sureste asiático son todavía más baratos. Pero nosotros fabricamos, en general, donde está el mercado, porque los costes laborales no representan una parte tan importante del producto final.

P. ¿Cree que los gobiernos están dispuestos a ceder a la liberalización comercial?

R. Lo que está claro es que la informática está dejando obsoletas muchas de las barreras que intentan imponer los Gobiernos. Los electrones no reconocen las fronteras de los países y la información circula libremente. Ya hemos visto sus efectos en los mercados monetarios. Los países intentan controlar a través de sus bancos centrales el tipo de cambio de sus monedas, pero la realidad es que, debido a la red informática, el mercado es algo global y vivo y los bancos pierden control sobre el mismo. Y así es como veo el futuro. La informática destruirá muchas de estas barreras y forzará una postura más realista. Es una fuerza muy poderosa y muy positiva.

P. Pero este cambio traerá consigo grandes deslocalizaciones y probablemente más desempleo.

R. La informática traerá consigo un crecimiento económico sin precedentes en el próximo siglo. Pero, desgraciadamente, atravesaremos tiempos difíciles en lo que resta de década. Hay muchas similitudes entre la revolución asociada con la informática en este siglo y la revolución industrial del siglo pasado, aunque con importantes diferencias. Una de ellas es el ritmo extremo de cambio que impone la informática. Los cambios son mucho más rápidos en un tiempo mucho más corto. Por eso cuesta más adaptarse. Es algo fascinante. Nada lo puede parar.

P. El empleo ha ido de la agricultura a la industria, de la Industria a los servicios, y ahora, cuando estamos viendo que en los servicios también se destruyen empleos, ¿compensará la informática estas pérdidas?

R. Lo que está claro es que los empleos que requieren pocas cualificaciones, la gente no preparada, se quedará fuera, descolocada por la tecnología. La gente con lápiz y papel está siendo sustituida por máquinas, como se ve en la banca. Lo que hay que hacer es usar los avances de la tecnología para reeducar a esas personas. Hay que cambiar el sistema educativo. Necesitamos una sociedad con gente más preparada. Es la única salida. El mundo está siendo modificado de forma irreversible por la informática. Se están produciendo muchas de estas descolocaciones, pero hay que entender que el cambio es inevitable y aceptarlo. Las compañías que así lo hagan triunfarán, y las que lo resistan y que crean que es sólo pasajero, no lo conseguirán.

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