Alemania se enfrenta a los fantasmas de su historia al recordar a sus muertos en las guerras mundiales
La compleja relación de la nueva Alemania con su pasado se puso de nuevo de manifiesto ayer, Día de Duelo Nacional, en el que los alemanes recuerdan a sus muertos en las dos guerras mundiales. En Berlín, varios centenares de manifestantes antifascistas se enfrentaron con la policía mientras las más altas autoridades del país inauguraban el Monumento por las Víctimas de la Guerra y la Tiranía en la Neue Wache de Unter den Linden. Al mismo tiempo, a lo largo del país, grupos neonazis intentaban celebrar a su manera el Día de los Héroes peregrinando a cementerios militares. Mientras en la capital se produjeron una decena de detenciones, fueron más de 180 los ultraderechistas detenidos.
El frío y el aguanieve no impidieron a centenares de antifascistas y miembros de la comunidad judía de Berlín manifestarse frente al templete neoclásico obra del arquitecto Karl Friedrich Schinkel que ayer se convirtió en el Monumento Nacional de Alemania. La breve ceremonia fue protagonizada por el presidente federal, Richard von Weizsäcker; el canciller, Helmut Kohl; la presidenta del Bundestag, Rita Süssmuth, y el del Bundesrat, Hennig Vorscherau, que depositaron coronas de flores frente a una reproducción de la escultura de Kathe Kollwitz que representa a una madre con un niño muerto en los brazos y en cuyo pedestal figura la inscripción: "Por las víctimas de la guerra y la tiranía".La Neue Wache, construida entre los años 1816 y 1818, se convirtió en 1931 en monumento por los caídos en la I Guerra Mundial. Bastante dañado durante la II Guerra Mundial, las autoridades comunistas lo reconstruyeron y convirtieron en 1960 en el Monumento por las Víctimas del Fascismo y el Militarismo.Después de la unificación y de una restauración que ha costado 1,4 millones de marcos, se pretende que sirva a la memoria de todas las víctimas, pero muchos piensan que representa también a los verdugos. "Los asesinos alemanes no son víctimas", "¿Todos son víctimas?" o "Nazis fuera" eran algunas de las pancartas que llevaban los manifestantes, para quienes el monumento es una insulto para todos aquellos que murieron durante el régimen hitleriano, ya que los coloca al mismo nivel de quienes causaron el Holocausto.Los varios centenares de personas que abuchearon a Kofil y Weizsäcker efectuaron un recorrido fúnebre por el centro de Berlín con paradas en lugares tan significativos como los sótanos del antiguo edificio de la Gestapo, hoy convertidos en un Museo del Terror.La comunidad judía de Berlín, encabezada por su presidente Jerzy Kanal, ha sido la que más se ha opuesto al monumento. Curiosamente, el presidente de Consejo Central Judío de Alemania, Ignatz Bubis, sí que asistió a la ceremonia. Bubis consiguió que, además de la citada inscripción, figuren dos placas más en el interior del templete: una que recuerda a los judíos, gitanos, prisioneros políticos, homosexuales y otros grupos perseguidos por el nazismo, y ot ra que relata la historia del edificio.Sin embargo, Kanal cree que "es impensable que las víctimas asesinadas por los nazis y su máquina de muerte, sólo porque eran judíos, puedan ser recordadas en el mismo. lugar que los muertos en las guerras mundiales, que en parte sirvieron a esta maquinaria".Mientras esto sucedía en el centro de Berlín, las fuerzas de seguridad se emplearon a fondo en toda Alemania para impedir la concentración de grupos neonazis que pretendían celebrar el Día de los Héroes, y detuvieron a casi dos centenares de extremistas.En las cercanías del cementerio de Halbe, al sur de Berlín, donde están enterrados unos 20.000 soldados alemanes, entre los que hay numerosos miembros de las Waffen SS, más de 1. 500 policías sellaron el área para impedir la llegada de estos peregrinos, detuvieron a 30 personas.
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