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Matutes, propuesto para encabezar la lista en las europeas

Lluís Bassets

El comisario europeo Abel Matutes, hoy encargado de la cartera de Transporte y Energía, decidirá en las próximas semanas si acepta la propuesta del presidente del PP, José María Aznar, de encabezar la lista popular en las elecciones europeas del 12 de junio próximo. Otro alto funcionario de la Comisión Europea, el inspector general de servicios Eduardo Peña Abizanda, le acompañará probablemente en dicha lista.Hace escasas semanas, el otro comisario español, Manuel Marín, encargado de la cooperación con -el Tercer Mundo, descartó precisamente la posibilidad de encabezar la lista socialista -nadie asegura que se lo hayan ofrecido- y expresó, en cambio, su deseo de continuar en el cargo durante los cinco años de mandato que establece a partir de ahora el Tratado de Maastricht.

El ex ministro de Exteriores español Fernando Morán, que fue cabeza de lista en las anteriores elecciones europeas, es la persona con mayores posibilidades de volver a encabezarla, según fuentes de la propia ejecutiva socialista. Morán ha expresado hace escasas semanas su intención de convertirse en el organizador del ala izquierda del PSOE, por lo que es muy probable- que los renovadores prefieran ofrecerle una plataforma políticamente interesante pero alejada de España.

El Consejo Europeo debe designar en junio al presidente de la nueva Comisión que entrará en funciones el 1 de enero de 1995. Cada uno de los Doce deberá entonces nombrar a sus candidatos a la Comisión. Pero el debate sobre la representación española en ese organismo se abriría en cuanto Matutes aceptara la propuesta de Aznar.

Existe la posibilidad de que el Gobierno deje vacante la plaza destinada al comisario de la oposición, pero entonces España perderá durante medio año un voto en la Comisión Europea. El Gobierno puede también hacer un nombramiento de circunstancias, para seis o siete meses, en cuyo caso sería probablemente un diplomático de alto nivel quien ocuparía el cargo. Pero no se puede descartar que la dimisión de Matutes dé lugar a un nombramiento definitivo, para el que el Gobierno tiene fundamentalmente dos posibilidades: volver a nombrar a un comisario consensuado con el PP que sea confirmado el 1 de enero de 1995, o cambiar el color político del nuevo comisario y consensuarlo con PNV o CiU.

El candidato de CiU tiene el inconveniente de que puede levantar suspicacias en el Partido Popular Europeo, el segundo grupo en la eurocámara, si significa la pérdida de un comisario de su tendencia política. Ello podría llevar a su rechazo por el Parlamento Europeo en la votación de confianza que deberá realizarse. Un candidato del PNV, que pertenece al PPE, no contaría con este inconveniente.

La decisión de Matutes, en consecuencia, puede adelantar un problema inicialmente previsto para finales del 94: dilucidar si el candidato actualmente más sólido que tiene Felipe González sobre su mesa (el número dos de Convergéncia, Miquel Roca) debe ser el futuro comisario de la oposición -lo que sublevaría al PP- o de los socialistas -lo que provocaría problemas en el PSOE

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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