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España decide incorporarse al Euroejército

Tierra asignará un batallón mecanizado y tendrá 12 militares en el Estado Mayor de Estrasburgo

Miguel González

España anunciará en las próximas semanas su ingreso en el Euroejército, embrión del futuro brazo armado de la Unión Europea, en el que ya participan militares de Francia, Alemania y Bélgica. Si no se producen cambios sobre el calendario previsto, el presidente del Gobierno, Felipe González, lo comunicará al jefe del Estado francés, François Mitterrand, durante la cumbre que ambos celebran en Toledo y Madrid los próximos días 19 y 20. Con esta decisión, el Gobierno español pretende demostrar su compromiso con el proyecto de construcción europea, justo en el momento en que acaba de entrar en vigor el Tratado de Maastricht, que sienta las bases de una política exterior y de seguridad común entre los miembros de la Unión Europea.

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Dos días después de que Felipe González comunique a Mitterrand la decisión de ingresar en el Euroejército, según el calendario previsto, los ministros de Exteriores y Defensa, Javier Solana y Julián García Vargas, pondrán al corriente a los demás socios de la Unión Europea Occidental (UEO), con los que se reúnen el día 22 en Luxemburgo.Esa misma semana, los días 26 y 27, González volverá a abordar el tema con el canciller alemán Helmut Khol, el otro gran impulsor del Euroejército, con el que se entrevistará en Granada. El 10 de enero, durante la cumbre de la OTAN, se podrá hacer partícipes de la decisión a los aliados que no forman parte de la UEO, informa Ignacio Cembrero.

El anuncio de que España se propone ingresar en el Eurojército no significa que se hayan despejado todos los interrogantes que rodean la contribución española, que requerirá aún una ardua negociación. Todavía no se ha concretado cuál será la unidad que España asigne al mismo.

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Torre de Babel

Si hace unos meses el Ministerio de Defensa barajaba la hipótesis de asignar una brigada (4.000 soldados), ahora se piensa en una unidad más reducida, tipo batallón reforzado (1.000), como el actualmente desplegado en Bosnia-Herzegovina. Se pretende que sea una unidad aerotransportable y mecanizada, formada mayoritariamente por soldados profesionales, por lo que todos los indicios apuntan a la Legión.

El propósito inicial de Defensa era designar a la brigada de caballería o de montaña, no integradas en la Fuerza de Acción Rápida (FAR), para evitar la acumulación de misiones en unas pocas unidades. Sin embargo, y aunque la unidad asignada permanecerá en territorio español, deberá pasar largas temporadas en Centroeuropa, adiestrándose con los otros componentes del Euroejército, lo que plantea problemas de transporte.

En principio, España destinará doce oficiales y suboficiales en el Estado Mayor del Eurocuerpo, que se constituyó el pasado viernes en Estrasburgo (Francia). Dada su pequeña contribución -Francia, Alemania y Bélgica aportan una división cada una-, España no aspira al mando, que actualmente ostenta el general alemán Helmut Willmann, ni siquiera con carácter rotativo, aunque sí a algún otro puesto menor, como el de segundo jefe: de Estado Mayor.

Tampoco pretende España que el castellano sea idioma oficial, como ya lo son el francés, alemán e inglés, a pesar de que Bélgica ha reclamado este estatuto para el neerlandés, lo que amenaza convertir al Eurocuerpo en una torre de Babel. Precisamente, el hecho de que los militares destinados a Estrasburgo deban ser políglotas planteaverdaderos quebraderos de cabeza al Ejército español.

La invitación para ingresar en el Euroejército la recibió España tras la cumbre de La Rochelle de mayo de 1992, en la que Mitterrand y Kohl anunciaron la creación de un Cuerpo de Ejército a partir de la brigada franco-alemana, existente desde octubre de 1989. La iniciativa despertó recelos en la OTAN, y en especial en Estados Unidos, hasta que, en diciembre de 1992, se firmó un acuerdo con la Alianza Atlántica según el cual, en caso de conflicto en el Viejo Continente, el Euroejército se pondría bajo control operativo del mando aliado.

Una vez firmado este acuerdo, ya no había ningún obstáculo político para el ingreso español y sólo faltaba encontrar el momento oportuno. En enero pasado, España destacó dos oficiales de enlace en Estrasburgo, un coronel y un comandante, para conocer de primera mano el desarrollo del Euroejército e identificar la unidad española a designar. Bélgica, invitada a la vez que España, se adelantó en la petición de ingreso y el pasado junio, coincidiendo con su presidencia de la Comunidad Europea, anunció la incorporación.

Pese a todo ello, en los últimos meses han surgido dudas sobre la incorporación de España, en la medida en que se ha consolidado la idea de que el Euroejército actuará preferentemente en el centro del Continente y se ha planteado la posibilidad de crear otro cuerpo de Ejército para el flanco sur, con España, Francia, Italia y Grecia. Sin embargo, este último proyecto está aún en fase muy incipiente, por lo que el Gobierno español ha preferido no demorar más su incorporación.

Brigadas belgas

Además de la brigada francoalemana, el Eurocuerpo cuenta con una división germana, otra francesa y otra belga. Salvo dos de las tres brigadas belgas, que están en su propio territorio, las demás se encuentran desplegadas en territorio alemán. No en vano la creación de esta fuerza obedeció, entre otras razones, a la necesidad de justificar la permanencia en Alemania de tropas de los países vencedores de la Segunda Guerra Mundial tras la recuperación de la plena soberanía alemana.

El Euroejército, que debe estar operativo en 1995, con unos 50.000 efectivos aproximadamente, tiene que superar todavía importantes problemas técnicos, como la falta de una logística común capaz de apoyar a las distintas unidades.

También cuenta con muchos críticos entre los expertos militares, ya que se trata de un cuerpo blindado, cuando las nuevas estrategias apuestan por unidades de gran movilidad. No obstante, se trata de la única fuerza multinacional permanente a disposición de la UEO y, por ello, del símbolo visible de la voluntad europea de contar con una política de seguridad común. "La decisión de ingresar", admite un experto, "es más política que militar".

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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