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Tumbas en el jardín

La iniciativa privada participa en dos cementerios de la región

No hay paisaje de cruces. Las tumbas se llaman "unidades" y se pueden encontrar hasta azafatas en la recepción. Los cementerios, antaño patrimonio municipal, tienen ya la presencia de inversores privados en Alcobendas y Alcalá de Henares. Estas dos nuevas necrópolis presentan una vocación estética más próxima a la de un campo de golf que a la de un camposanto tradicional. Son jardines de lápidas uniformes para morir de otra manera."La mejor solución a lo inevitable", reza un cartel en la entrada de la necrópolis Ciudad de la Paz, el primer cementerio privado de Madrid. Lo abrió, hace ahora dos años, la empresa Parcesa en Alcobendas (acceso desde la carretera de Colmenar).

"Parece americano", comenta un visitante. Es un jardín uniforme, con una hilera de nichos y una llanura de césped con flores: son las sepulturas, indicadas con una pequeña lápida. Silencio y asepsia. Los entierros aquí no tienen el sonido tradicional de las cuerdas, sustituidas por moderna maquinaria. Hasta la publicidad obvia la muerte y se acerca a la de los chalés adosados: "Situación privilegiada, diferentes opciones, vigilancia permanente".

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"No lo deje para el último momento", advierte también. Es que aquí sí hay tumbas disponibles. El cementerio está proyectado para 40 hectáreas, aunque sólo se ha habilitado una cuarta parte. Un nicho para cien años cuesta 285.000 pesetas, y una sepultura para cuatro cuerpos, 640.000. La tarifa incluye el mantenimiento. Se admite el pago a plazos.

Los ciudadanos empadronados en Alcobendas tienen rebaja (105.000 pesetas por nicho), a tenor del convenio suscrito entre Parcesa y el Ayuntamiento de esa localidad, que ya no cuenta con espacio disponible para ampliar su necrópolis.

Sepultura para toda la eternidad o para una parte: cabe la posibilidad de alquilar un nicho para un decenio por un precio de 130.000 pesetas

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María del Carmen Marín, de 52 años, pone flores a su hermano. "Es un cementerio raro, pero la verdad es que me gusta. Aunque no hay cruces, me siento más cerca del ser querido. Es menos trágico que los otros", dice. Sólo lamenta lo dificil que es llegar cuando no se tiene coche propio.

"Hemos hecho un cementerio distinto. Pretendemos que sea un parque", explica Pilar Muñoz, de la dirección de Parcesa. Cuando esté concluida, la Ciudad de la Paz dispondrá incluso de un lago artificial. El espacio acuático es algo que tendrá en común con otra iniciativa necrológica, Cementerio Jardín ("el mejor lugar para conservar su mernoria"), en Alcalá de Henares. Este nuevo campo santo, inaugurado hace poco más de un año, es de una empresa mixta (51% del Ayuntamiento y el resto de particulares) que ha invertido más de mil millones de pesetas.

Aquí la tumba no es concesión como en la Ciudad de la Paz, sino propiedad certificada ante notario: "Unidades financiadas, escrituradas y transmisibles", con el apoyo de la Banque Nationale de Paris. De los 1.100 enterramientos construidos, ya hay 550 vendidos y 200 alquilados, según explica el director comercial del cementerio, Ignacio Castillo.

En la necrópolis alcalaína (ubicada en el kilómetro 3 de la carretera de Pastrana) el nicho en propiedad cuesta 300.000 o 400.000 pesetas, y las sepulturas de cuatro cuerpos, 1, 1 millones de pesetas. Las tarifas incluyen mantenimiento, lápida y losa. Los empadronados en Alcalá tienen derecho a una rebaja del 5%.

"Es un nuevo concepto de cementerio. Aquí se puede venir los fines de semana a pasear y hay azafatas para atender al público", señala Castillo. ¿Competencia entre los cementerios públicos y privados? "Hay mercado para todos", asegura el director comercial.

De hecho, en los cementerios municipales de la capital hay problemas de espacio, según informan en el Tanatorio de la M-30. Nichos sólo quedan en Carabanchel Sur (290.000 pesetas el perpetuo), y sepulturas, en Carabanchel y en la Almudena (350.000 y 515.000 pesetas, respectivamente). El entierro privado quiere ser competitivo.

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