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FÚTBOL > EL LÍDER VISITA EL CALDERÓN

Stoichkov busca redimirse

Johan Cruyff no revelará hasta última hora el nombre del extranjero que hoy comenzará el partido en el banquillo. Las apuestas apuntan esta vez hacia Romario, el único que no ha sido todavía suplente, aunque tampoco hay que descartar a Koeman. Laudrup descansó medio tiempo el pasado domingo y en favor de Stoichkov está la estadística.El búlgaro acostumbra a dejar huella y mensaje a su paso por el Calderón. Ya marcó en su primera temporada como azulgrana, 1990-91, pese a que el Atlético salió vencedor (2-1). El saldo de las dos siguientes es, sin embargo, tremendo. En la Liga pasada, metió tres de los cuatro tantos de su equipo (14). Mojó también en la Supercopa (1-2) y fue decisivo en el encuentro de ida de la Copa (03): participó en las jugadas de los dos primeros goles. Stoichkov, además, celebró sus triunfos replicando primero a la dureza de López y mofándose después del marcaje de Tomás.

Hoy espera jugar de nuevo. No sólo porque le avalan los números, sino porque Cruyff le dijo, al darle explicaciones de su ausencia en el partido contra el Austria de Viena, que él era un jugador de campo contrario. Stoiclikov entiende que esta noche tiene una ocasión única para reivindicar su cartel.Pérdida de créditoHace un año era un firme candidato a adjudicarse el Balón de Oro. No obstante, hoy es discutido en todos los estamentos del Barcelona. Las encuestas realizadas entre los aficionados colocan a Stoichkov como el último de los cuatro extranjeros. La plantilla le considera mayoritariamente el más insolidario y, en su guerra con Koeman, el holandés sale ganador. El entrenador coincide también en que la reestructuración táctica llevada a cabo con el fichaje de Romario, en la que el fútbol se ha vuelto más estático, ha dejado al búlgaro en una situación precaria, puesto que su mayor argumento son los desbordes por velocidad.

Por la banda, por donde actúa ahora, los recursos de Stoichkov son limitados. No es un genio del regate. Crea peligro cuando se le permite explotar el pasillo entre el lateral y el central. Los rivales se han dado cuenta. de que resulta más eficaz tapar el pasillo que marcar al hombre. Sus arranques siempre son tan verticales que, si no está sincronizado al microsegundo, el pase encuentra al juez de línea con el banderín levantado y a Stoichkov con su sempiterno gesto de protesta.

Stoichkov no es el jugador que llegó al Camp Nou hace tres años ni tampoco se parece al delantero que marcó 15 goles en las 13 primeras jornadas de la Liga pasada (ahora lleva uno). Él mismo, disgustado por tener que jugar de extremo, ha reconocido un cambio radical en su juego y ruega que no se le juzgue por sus goles, sino por sus asistencias. Poco a poco, se ha convertido en un caballo domado, pero más de uno prefiere el corcel de 1990 a la jaca de 1993. Esta noche aspira a cambiar su suerte.

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