La sequía ha terminado
El ahorro doméstico se mantiene en niveles altos, aunque hace un mes que llueve
Calles anegadas, pasos subterráneos inundados, centralita de bomberos colapsada, tráfico intenso, peligro en las carreteras, goteras, desprendimientos de cornisas, resfriados. Este panorama llega siempre acompañado de la lluvia cuando cae como lo ha hecho estos días sobre Madrid. Hacía 30 años que no se registraba un mes de octubre tan lluvioso. En los embalses han entrado en estos días 80 hectómetros cúbicos de agua -cuatro de media diaria. El portavoz del Gobierno regional, Jaime Lissavetzky, comunicó ayer: "La sequía, técnicamente, ha terminado".El volumen de agua embalsada es ya, prácticamente, el mismo que la media del siglo en estas fechas. Los responsables autonómicos de la gestión de este: recurso creen que con esta capacidad asegurada y con las medidas de ahorro planteadas en este bienio, "el más seco del siglo", se puede vaticinar que la región soportaría otra sequía como la superada.
El gerente del Canal de Isabel II, Roque Gistau, ratificó las palabras de Lissavetzky sobre el final técnico de la sequía, pero matizó: "Hay que mantener el mensaje de que el consumo de agua debe continuar de manera moderada porque lo que ahorremos ahora nos servirá para la próxima sequía que vendrá". Los madrileños, en cualquier caso y según los primeros datos, continúan siendo conscientes del problema que significa derrochar agua. El ahorro del consumo doméstico ha permanecido en octubre en torno al 20%, como en los primeros meses de la sequía cuando incluso se prohibió el riego de los jardines privados.
Los ecologistas, al margen de la llegada masiva de las lluvias, tampoco varían sus argumentos. Defienden una mejor gestión de los recursos actuales y un buen control del gasto, antes que la construcción de nuevas presas. Y los promotores de estas obras sostienen que las plantean como previsión para la demanda del próximo siglo.
A los meteorólogos no les parecen extraños ni la virulencia de la sequía de los dos últimos años hidrológicos ni las trombas de agua de estas semanas. Todo se explica con ciclos.
PASA A LA PAGINA 3
Cuatro hectómetros diarios
El octubre más lluvioso de los últimos 30 años
En este punto es donde difieren sustancialmente las opiniones de las organizaciones ecologistas madrileñas. Según afirman, en palabras de Santiago Martín Barajas, miembro de Aedenat, "las infraestructuras actuales son más que suficientes para abastecer sobradamente de. agua a todos los habitantes actuales y futuros de la Comunidad de Madrid". Pero para que esta afirmación sea completamente exacta sólo creen necesario un ajuste en los niveles actuales de consumo. "Cuando se instauraron las campañas de ahorro de agua", afirma el experto ecologista, "no se empezó a escatimar en el consumo sino que lo que se consiguió fue que se dejase de derrochar".
Los ecologistas van todavía más lejos en sus afirmaciones respecto a estas campanas ya que consideran que la publicidad que se dio en su día a la sequía fue una falacia porque, según dicen, "este concepto es muy relativo". "El Canal de Isabel II mantiene un grave conflicto interno entre su misión de gestionar los recursos hídricos y sus fines empresariales de ganar dinero con vistas a una posible privatización", asegura Martín Barajas, "y lo que realmente se pretendió es crear un estado de opinión en el que se considerase necesario la construcción de pantanos".
Con este argumento se oponen a la construcción de las presas de Matallana y Pozo de los Ramos, en Guadalajara. "La presión de las constructoras siempre está detrás de los embalses", afirma el miembro de Aedenat.
Los ecologistas critican que se volvieran a regar, una vez finalizadas las restricciones, los parques públicos con agua potable "mientras que en otras ciudades con mayores recursos hídricos, como París y Londres, ya se está utilizando agua reciclada desde hace años".
También añaden que la sequía nunca amenazó el consumo de los ciudadanos, ya que nunca se cortó el suministro. "El ahorro del 20% no implicó que la gente saliera a la calle sin ducharse", ironiza Martín Barajas. "Derrochar agua no es aumentar la calidad de vida".
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