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"Quiebra técnica" del Español, que debe casi 6.000 millones

Fernando Lara confirmó ayer su dimisión como miembro del Consejo de Administración del Español porque considera que no se asume su problema económico. El hijo del editor José Manuel Lara estima que la necesidad principal del club es convertir las obligaciones en acciones y obtener además 1.500 millones de pesetas "frescos" porque, si no, habría que vender el estadio de Sarrià. Una entidad histórica del fútbol nacional mantiene sus constantes vitales de forma artificial y está a la espera de recibir un fármaco milagroso. Algunos directivos han resumido la situación con dos palabras: "quiebra técnica".Francisco Perelló, el presidente del Consejo, quizá sea mucho más dramático cuando el próximo lunes explique a los accionistas, en asamblea ordinaria, la cruda realidad: casi 6.000 millones de deuda. Un récord. El campo y un terreno anexo de nombre harto peyorativo, La Chatarra, son su patrimonio. De cómo se pueda negociar con ellos depende el futuro de un club que siempre ha tenido estigmas y que ahora malvive en el purgatorio de la Segunda División.

Las penurias económicas del Español no son nuevas. Las hemerotecas pueden dar fe de los continuos vaivenes blanquiazules en manos de los mecenas de turno. Llegó, por fin, el primer presidente elegido democráticamente, Julio Pardo, y entró prácticamente en la bancarrota al no saberse adaptar a los nuevos tiempos de recesión ni a la obligada reconversión en sociedad anónima deportiva.

Pardo se fue de Sarrià por la puerta de servicio, empujado por una asamblea de accionistas tempestuosa que puso el club en manos de las familias de siempre encabezadas por Perelló.

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