Fraga amplía su mayoría absoluta en Galicia
Descalabro socialista, mientras el Bloque Nacionalista Galego pasa de 5 a 13 escaños
Manuel Fraga gobernará Galicia otros cuatro, años con una abrumadora mayo a absoluta. Con el 98,51% del voto escrutado, el PP recogió el 52,33% de los sufragios en las elecciones autonómicas de ayer, con lo que amplía de 38 a 43 escaños su presencia parlamentaria. La victoria fue tan arrolladora que el PP consiguió casi el doble de votos que el PSOE (23,55%), que sufrió un enorme descala bro. El Bloque Nacionalista Galego BNG), con un 18,73%, es el beneficiario del hundimiento socialista, al pasar de 5 a 13 diputados. Nunca en la historia de Galicia un partido nacionalista había alcanzado tanto apoyo. Para añadir brillo a la victoria de Fraga, la participación fue del 65,62%, la mayor de las cuatro elecciones autonómicas celebradas hasta hoy.
El triunfo del PP se puede comparar, por sus proporciones, a la histórica victoria del PSOE en las elecciones legislativas de 1982. Fraga eleva en un 9% el re sultado obtenido hace cuatro años, cuando ya alcanzó la mayoría absoluta en la Cámara autónoma. En todas las provincias, los populares superan ampliamente el número de escaños que suman sus rivales socialistas y nacionalistas. En La Coruña, la única circunscripción gallega donde el PSOE había logrado hasta ahora derrotar al PP, los resultados son elocuentes: Fraga consigue 13 es caños, el PSOE 6 y el BNG 5. El propio presidente de la Xunta se mostró anoche "abrumado" por la "generosidad y confianza" que depositaron en él los gallegos.La victoria de Fraga colma su ilusión de terminar la obra que inició hace cuatro años y acre cienta las expectativas del PP de aparecer como una fuerza que si gue ascendiendo a costa del PSOE. El presidente nacional del PP, José María Aznar, permaneció al lado de Fraga desde que se cerraron los colegios electorales en un claro intento de compartir su felicidad y también su triunfo mientras que ningún dirigente relevante del PSOE acompañó a su candidato a la presidencia de la Xunta, Antolín Sánchez Presedo.
Felicitación de González
El presidente del Gobierno, Felipe González, envió anoche un telegrama a Fraga con el siguiente texto: "Reciba mi más cordial felicitación al haber obtenido la confianza de la mayoría de los ciudadanos gallegos, así como por la normalidad y alta participación alcanzada en la jornada electoral".
Pasada la batalla electoral, Fraga volverá muy probablemen te a la colaboración con el Gobierno central que tan buenos resulta dos le ha dado en los últimos cuatro años. Al día siguiente de los anteriores comicios, en diciembre de 1989, Fraga adelantó que iba a defender los intereses de Galicia "con uñas y dientes". Pero en su primer viaje oficial a Madrid le re cibieron siete ministros en un solo día, y después siempre fue tratado con deferencia especial cada vez que visitó La Moncloa.
El principal reto para el veterano presidente fundador del PP es precisamente dirigir la renovación de su partido, en una tierra en la que persisten unos modos de hacer política que casan poco con el estilo que quiere representar Aznar. Fraga, que al término de esta legislatura contará 75 anos, tendrá que afrontar el grave problema de designar un sucesor. Anoche ya advirtió que debe tomarse "muy en serio" su anuncio de que ya no se presentará a los próximos comicios.
Los socialistas se desploman hasta perder todo lo ganado pacientemente en los últimos 11 años. Su representación desciende de 28 a 19 escaños, los mismos que tenía en el primer Parlamento autonómico, elegido en 1981. En sólo cuatro meses han pasado del 35% de los votos recogidos en las elecciones del 6 de junio al 24% de ayer.
La participación personal de Felipe González en la campaña y el arropamiento que recibió Sánchez Presedo de todo el sector renovador del PSOE no pudieron evitar su hundimiento.
Los socialistas están ahora mucho más cerca del BNG que del PP Si en el próximo Parlamento autónomo se reproduce la situación de la pasada legislatura, con un PP al que sólo parecen poner en algunos aprietos los desplantes del líder nacionalista, Xosé Manuel Beiras, el PSOE corre el riesgo de pasar a ser una oposición casi residual.
La insistencia de Sánchez Presedo, tras conocer los resultados, en que sólo su partido puede encabezar una alternativa a Manuel Fraga, parece denotar el temor de los socialistas a ser rebasados por el Bloque. La derrota electoral de los socialistas puede desatar la batalla interna del partido si los guerristas, excluidos de las listas persisten en su intento de exigir responsabilidades.
La organización que lidera Beiras marcó ayer un hito en la historia del nacionalismo gallego. Nunca una fuerza galleguista había alcanzado casi el 19% de los votos.
Se trata además de un nacionalismo de origen radical, que al comienzo de la transición mantuvo tesis muy próximas a las de HB, pero que fue moderándose, sobre todo desde que asumió su liderazgo Beiras, quien a sus 58 años logra olvidar para siempre una trayectoria plagada de amargos fracasos.
Entre los 13 diputados nacionalistas habrá un nutrido grupo de militantes de la Unión do Pobo Galego, que no ha renunciado a su ideología marxista-leninista. En la organización hay también colectivos socialdemócratas y socialistas, unidos todos por su demanda de soberanía nacional para Galicia.
El voto de las ciudades
Según el escrutinio provisional, el BNG logra superar a los socialistas como segunda fuerza en cinco de las siete grandes ciudades gallegas: Vigo, Ferrol, Santiago de Compostela, Orense y Pontevedra. En las dos provincias más urbanas, La Coruña y Lugo, los nacionalistas le pisan los talones al PSOE. Beiras ya proclamó al conocer los resultados que en Galicia habrá a partir de ahora un bipartidismo PP-BNG.
El ascenso del BNG ha expulsado del Parlamento a Unidade Galega-Esquerda Unida, una coalición integrada por los socios gallegos de Julio Anguita y el partido de Camilo Nogueira, quien ha fracasado en su intento de construir una alternativa de izquierda nacionalista más moderada. Nogueira, uno de los políticos más populares de Galicia, se ha quedado sin el escaño que ocupaba desde las primeras autonómicas.
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