Un mafioso seduce a la hija de Rigoletto

Se introduce una moneda en la máquina de discos y comienza a sonar La donna è mobile. Con 11 años de retraso, llega a Madrid con algunas modificaciones la producción operística de Jonathan Miller, cuyo atrevimiento causó sensación en su estreno londinense de 1982. Ambientada en la época de El padrino, Rigoletto es el camarero de un tenebroso bar de Nueva York en los años cincuenta, y el duque que seduce y engaña a su hija, un capo de la Mafia.La cantante vasca Ainhoa Arteta, una joven revelación de la ópera española, interpreta a la pobre Gilda, que al final se deja asesinar por amor al mafioso. Anteriormente ha cantado La Traviata, donde Violeta cae fulminada por la tisis, y dentro de unos meses será Liú en Turandot, que se suicida tras ser torturada. Ayer, un aficionado le preguntó por estos seres tan exagerados, y ella respondió con simpatía: "La verdad es que últimamente me toca morir, pero lo hago muy a gusto, porque sé que no me muero. Por mi vena dramática me gustan los personajes así, y trato de hacer una muerte sentida".

Nacida en Tolosa (Guipúzcoa), ahora la fama le sonríe a esta mujer rubia, delgada, alta y de ojos claros que representa el antitipo de las divas obesas. Hasta hace muy poco era una simple estudiante de canto en Nueva York a la que no le llegaba la beca para vivir y tenía que trabajar cosiendo moños postizos. Ya tiene compromisos hasta 1995.

Soprano coloratura pero con calidades dramáticas, 1993 está siendo un buen año para ella: ganó el concurso de canto del Metropolitan de Nueva York y el Plácido Domingo (le París.

Respecto a Gilda, demuestra su inteligencia al explicar cómo se ha aproximado a la joven inocente cuyo padre trata en vano de librarla de los peligros del mundo: "Me la he imaginado como la María de West side story, una persona sencilla, romántica, enamorada y libre, con unos gestos que, gracias a esta producción, yo podrila estar haciendo ahora mismo".

La ópera se representará entre los días 18 y 24, y habrá dos funciones para niños y jóvenes, con precios entre 500 y 1.000 pesetas, los días 18 y 22, en horario de tarde. La producción, con un presupuesto de 40 millones de pesetas e incluida en el Festival de Otoño, cuenta con un equipo de gente joven: la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid, dirigidos por Juan de Udaeta, y, junto a Ainhoa Arteta, Miguel Ángel Zapater, José Antonio Campo, Ana Siles e Iñaki Fresán.

El cantante estrella es el barítono John Rawnsley, que ha interpretado cerca de 90 veces esta producción y cuyo humor británico es compartido por el director de escena, David Ritch. Rawnsley explicó que el libreto tuvo que ser retocado a causa de la ambientación.

"Donde decía venti scudi se cambió por cento dollar David Ritch apostilló: 'La inflación". Ambos se mostraron partidarios de producciones actualizadas al estilo de este Rigoletto, donde los cantantes no tengan que hacer siempre gestos como si estuvieran a punto de caerse por un precipicio. El simpático Rawrisley, que ayer se presentó con gafas de montura azul celeste y una pajarita de colores chillones, dijo preferir el Rigoletto camarero de gestos naturales a las caracterizaciones tradicionales con ropa de bufón.