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Escuela de patinazos

El 'patinódromo' de Arganzuela ofrece clases gratuitas los sábados

En el barrio se les recuerda unidos a la historia del parque. Por lo que cuentan los vecinos, se diría que forman parte del paisaje limitado por estos cuatro puntos cardinales: el puente de Toledo, el de Praga, el río Manzanares y el paseo de Yeserías. Son los patinadores del parque de la Arganzuela, que, a fuerza de perseverancia y una presencia casi constante, han logrado desde hace cuatro años lo que al principio parecía imposible: organizar una escuela de patinaje libre y gratuita; la única que existe en Madrid, según el Centro de Información y Documentación Juvenil, dependiente del Ayuntamiento. Todos los sábados, sus monitores dan clases gratuitas a quien pase por allí con patines.

Las clases de patinaje se imparten los sábados, de once de la mañana a dos de la tarde, en el patinódromo del parque de la Arganzuela

Son gratuitas y hay que llevar patines.

Los 50 habituales

La historia del patinódromo de Arganzuela comenzó en 1969, cuando se inauguró el parque. Hace más de una década ya se había formado un grupo de unos 50 patinadores habituales en esta zona verde. Los patinadores -ya estaban entonces el actual entrenador y la monitora de la escuela, Julio Montagut y Reyes García, respectivamente- iniciaron una serie de peticiones a los representantes de la Administración local, encaminada a la mejora de la pista y con un objetivo Hen definido: crear una escuela, de patinaje. Con este fin, Julio Montagut realizó un curso de entrenador nacional de patinaje: de velocidad y de hockey, dos de las tres especialidades reconocidas por la Federación Nacional de Patinaje.

La primera negativa de la junta de distrito les llevó a organizar clases privadas, con el visto bueno municipal, durante un curso, pero al año siguiente, el sueño se hizo realidad: Arganzuela contrató un entrenador de patinaje y dos monitores para que impartieran clases los sábados en el patinódromo, algo que ya sucedía espontáneamente desde hacía más de una década.

Ahora, la Junta Municipal de Arganzuela ha autorizado a los profesores de la escuela el cierre parcial del patinódromo mientras se impartan las clases. El problema reside en que la pista está ubicada en medio de un parque de uso público, y las señalizaciones son escasas. Esto da lugar a que la pista sea invadida por ciclistas y paseantes. El resto del año no hay clases, así como los sábados festivos o cuando el tiempo no lo permite. Hasta diciembre. No son necesarias fotocopias de carné alguno ni fotos; basta con presentarse al entrenador para ser apuntado en una lista. Ni la edad ni el barrio de residencia son problema.

Alumnos aventajados

Con tanta facilidad de admisión, el pasado curso alcanzaron los 100 alumnos, y hasta el momento, este año ya han pasado de los 60, por lo que han solicitado un nuevo monitor, que les ha sido negado. Aun así, se resisten, tanto el entrenador como los monitores, a poner un límite de asistentes al patinódromo y aseguran que podrán mantener el ritmo de las clases con la ayuda de los alumnos más capacitados.

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