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El vacío amenaza al recital de Jarre

La organización dice no saber cuántas de las 76.000 entradas se han vendido

Elsa Fernández-Santos

Todo está previsto: accesos, aparcamientos, salidas de emergencia, lavabos químicos, chiringuitos... Todo menos cuánta gente asistirá al último recital de Jean-Michel Jarre (Lyón, 1948) en España, que se celebra esta noche en el hipódromo de la Zarzuela. Mientras la organización dice no saber cuántas entradas -76.000 en venta- llevan vendidas, otras fuentes apuntan que no llegan ni a 20.000. Una cifra casi insignificante para las pretensiones de este recital.

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El puente del Pilar y el frío perjudicarán sin duda la asistencia a este macroconcierto, cuyas entradas cuestan 3.500 pesetas y 20.000 en la zona VIP. El recital, que se enmarca dentro de una gira cuyo coste total es de unos 3.000 millones de pesetas, en el que todo está perfectamente controlado y en el que cuesta creer que no haya el control de taquilla del que los organizadores esquivan hablar. Las puertas del recinto se abrirán hoy cuatro horas antes del concierto. A las nueve de la noche está prevista la salida del músico francés, sus músicos y sus sintetizadores. Según el propio cantante, ni la lluvia "ni nada" impedirá que el espectáculo siga su curso.Evitar aglomeraciones en la carretera de La Coruña -cuya capacidad es de un tope de 6.000 vehículos a la hora en dirección salida- ha sido el principal objetivo de los organizadores y de la policía. Para ello se ha abierto, además de la entrada por la nacional IV, otra por la calle de la Playa de Madrid. A los aparcamientos instalados, con una capacidad para 9.000 vehículos, se suma la línea habitual de autobuses de Moncloa -los Llorente-, que salen cada 10 minutos y que esta noche reforzará su servicio habitual.

Organización

Hasta hoy por la noche seguirán trabajando los 300 técnicos que desde hace más de una semana han acampado en el hipódromo para preparar la infraestructra del macroconcierto. Además, se ha contratado a otras 300 personas encargadas de la seguridad. Todos invadirán los alrededores del hipódromo -cuyas dimensiones llegan a los 10 kilómetros cuadradados y que ha sido cercado con vallas de alambre para la ocasión- y controlarán el acceso a los aparcamientos. "Hemos colaborado con la Policía Municipal, con la Nacional y con Tráfico para que no se produzca ninguna aglomeración", señala Javier de Lucar, coordinador del montaje.

Detrás del escenario se ha montado una pequeña ciudad. Treinta casetas con comedores, baños, oficinas y vestuarios, que con mapas pegados en todas las paredes concentran la producción del inmenso montaje.

De los aparcamientos al recinto hay que caminar un mínimo de 500 metros. Paseo que sólo puede tener un aliado: unas botas y un abrigo -entrada la tarde, el frío pela en el hipódromo- "Éste es un concierto sano, porque además de venir a oír música y ver un gran espectáculo se puede aprovechar para dar un paseíto por el campo", explica el coordinador del montaje' que señala las zonas que se han limpiado para el acontecimiento.

"La primera, el lugar donde estará el público, que antes era un campo de hierbajos y hoy es una pista de arena limpia. La arena que utilizan en el hipódromo es de río, y eso es buenísimo, porque si llueve el agua se absorbe y no se formarían barrizales".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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