Exceso de agua

Por lo visto, en Madrid sufrimos un exceso del líquido elemento. Es la. única explicación que se me ocurre a lo siguiente: veo una pérdida de agua en una boca de riego de una céntrica avenida madrileña. Tras dos días de verla en ese estado y sin que nadie se preocupe de subsanar la avería, llamo al Canal de Isabel Il. Me dicen que esa labor le corresponde al Ayuntamiento, pero, en cualquier caso, se lo comunicarán.Después de varios días, vuelvo a pasar por el lugar en cuestión para comprobar que el estado de la boca de riego sigue igual. Me decido a llamar al Ayuntamiento para denunciarlo, dado que tal hecho, en una época de escasez de lluvias como la que vivimos en la capital -ahí están las campanas televisivas-, me parece de suma gravedad. Cuál es mi sorpresa cuando lo que hace la señorita que me coge el teléfono es darme el número del Canal de Isabel II. Llamo, pues, por segunda vez, y me responden que es increíble que desde el Ayuntamiento me dijeran que llamase al Canal, pero que se lo comunicarían -lo mismo de la otra vez- con la mayor prontitud. El caso es que, entre una cosa y otra, va para dos semanas que veo impotente cómo se desperdician litros y litros de algo que, si no lo remedian las lluvias -que parece que no-, en pocos meses puede convertirse en un bien algo más que escaso.

El que no me hayan hecho ni caso me duele, aunque eso es lo de menos. Simplemente, cuando se me ocurra de nuevo jugar a ser buen ciudadano, me tumbaré en el sofá, me pondré música y esperaré a que se me pase-