Cuatro testigos contradicen al policía acusado de la muerte de un detenido

Cuatro testigos han rebatido la versión dada por el funcionario policial Rafael Padrón Mederos, que fue ingresado en la prisión provincial de El Salto del Negro en Las Palmas, presunto autor del disparo que mató al ciudadano portugués Gilberdo Márquez Saraiba, de 30 años, cuando este último se encontraba detenido en un calabozo de la comisaría de Las Palmas de Gran Canaria, según informaron ayer fuentes de la investigación.El agente de policía, contra quien el titular del Juzgado de Instrucción número 7 de la capital gran canaria, Miguel Ángel Parramón, ha decretado auto de prisión provisional sin fianza por presunto homicidio, declaró que el incidente se produjo al caer su arma al suelo, lo que motivó que ésta se disparase accidentalmente. Esta versión ha sido rebatida por cuatro testigos.

Informe de los peritos

El juzgado que tramita las diligencias prevé realizar la reconstrucción de los hechos el próximo viernes, y dictar auto de procesamiento, si procede, a principios de la semana próxima. Esta instancia espera, asimismo, el resultado de las pruebas periciales para averiguar si es posible que el disparo se produjera de la forma que sostiene el funcionario encarcelado.

Gilberto Márquez Saraiba, sobre el que se iba a aplicar la Ley de Extranjería y que, además, contaba con numerosos antecedentes policiales, convivía con una mujer canaria y los cuatro hijos de ésta, y se ganaba el sustento limpiando coches, según informó ayer Televisión Española en Canarias.

Personas cercanas a la víctima han recurrido al Consulado de Portugal en Las Palmas, según esta cadena de televisión, para que trate de lograr que la Administración española se haga cargo del coste del entierro del fallecido, así como de una indemnización a la mujer con la que convivía. Gilberto Márquez tenía una madre adoptiva que reside en las cercanías de Lisboa, quien, al parecer, no ha mostrado inconveniente alguno a que su hijo sea enterrado en Gran Canaria.