Más de 50.000 personas rinden homenaje en México a las víctimas de la matanza de Tlatelolco
Más de 50.000 personas caminaron el sábado por las calles de Ciudad de México para rendir homenaje a las víctimas de la matanza de Tlatelolco, que cumplía sus primeros 25 años. Contrariamente a lo que semanas atrás se programó, en ese día no se pudo saber la verdad de aquella brutal represión del Ejército contra el movimiento estudiantil porque el Gobierno mexicano, pese al tiempo transcurrido, mantiene sus archivos cerrados.La recién creada Comisión de la Verdad, compuesta por prestigiosos intelectuales, continuará su tarea hasta conseguir su objetivo. Estados Unidos, en cambio, le ha abierto la posibilidad de poder consultar sus archivos diplomáticos, donde se encuentra registrada su versión de lo sucedido.
La marcha, que se inició en el Zócalo y acabó en la plaza de las Tres Culturas (Tlatelolco), escenario de la matanza, supuso un reencuentro entre quienes sobrevivieron a la matanza y también entre una generación que tomó conciencia política a partir de aquella fecha. Subidos en los árboles y apostados sobre las ruinas precolombinas allí existentes, las más de 50.000 personas que asistieron a la manifestación escucharon a varios oradores que revivieron con su recuerdo lo que allí ocurrió hace 25 años. Raúl Álvarez Garín, líder estudiantil en el 68 mexicano que hoy milita en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), dijo que 25 años después su grito es el mismo: la lucha contra el autoritarismo.
En la plaza de Tlatelolco, el mismo lugar donde el emperador azteca Cuáuhtemoc se rindió al conquistador español Hernán Cortés en 1521, fue levantado un monumento de recuerdo a los muertos del 2 de octubre de 1968. Al no haber colaborado el Gobierno en el esclarecimiento de la verdad, sólo 30 personas, las mismas que oficialmente fueron reconocidas entonces como fallecidas, son las que figuran recogidas en este monumento. La matanza de Tlatelolco se produjo tras un alzamiento estudiantil que enfrentó a la universidad con el entonces Gobierno autoritario de Gustavo Díaz Ordaz, preocupado por otro lado por evitar conflictos nacionales que pudieran poner en peligro el prestigio de México como organizador de las Olimpiadas de 1968 que se iban a inaugurar días después.
Los estudiantes concentrados en la plaza fueron sitiados por el Ejército, que los dispersó a tiros. Se calculan en más de 300 los muertos y en un número indeterminado los heridos. Hubo casi 2.000 detenciones. El Gobierno decretó la censura sobre lo ocurrido y, 25 años después, todavía sigue el silencio.
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