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Borrell reprocha a Solchaga su "delirio liberal"

Los elogios del ex ministro de Economía a las leyes del mercado irritan también a Benegas

El presidente del Grupo Parlamentario Socialista, Carlos Solchaga, recibió ayer duras descalificaciones por parte del aparato del partido y desde dentro del propio Gobierno por sus críticas al intervencionismo del Estado. A juicio del titular de Obras Públicas, José Borrell, el ex ministro de Economía sufre un "delirio liberal". El secretario de organización del PSOE, Txiki Benegas, acusó a Solchaga de "someterse totalmente a las leyes del mercado", y, por contra, se decantó por la defensa del sector público. Solchaga dijo el sábado en Bilbao que "el Estado no está para pagar a los vagos" y propuso suprimir las ordenanzas del suelo para que, "como en Estados Unidos, cada uno construya donde quiera".

José Borrell descalificó ayer, sin paliativos, los planteamientos liberales de Carlos Solchaga sobre urbanismo y algunos aspectos de la reforma necesaria de los mecanismos de solidaridad. El ministro de Obras Públicas se revolvió contra la tesis de que la intervención del Estado encarece el precio de la vivienda, y de que es preferible suprimir las ordenanzas sobre el uso del suelo, como había sostenido el sábado en Bilbao el presidente del grupo parlamentario socialista. Borrell se declaró en "total y completo desacuerdo" y atribuyó al ex ministro de Economía "una especie de delirio liberal" cuya plasmación en medidas concretas sería totalmente contraproducente.El ministro de Obras Públicas hizo este comentario en Ferrol, en un acto en apoyo del candidato socialista a la presidencia de la Xunta, y en la que reprochó a Fraga que con el mismo fundamento que decía que la calle era suya, ahora diga que las autopistas construidas en Galicia son fruto de su gestión.

Pocas veces ha tenido Carlos Solchaga una réplica en público tan contundente que cuestione sus conocimientos intelectuales y que políticamente le ponga fuera de juego en el campo del Gobierno, y además a instancia de un amigo personal. Un amigo que ayer le contradijo como ministro de Obras Públicas y que, al apelar a los valores de la izquierda para atajar la crisis económica, mostró la hondura de las discrepancias políticas en el PSOE, más allá de las consecuencias del distanciamiento entre Felipe González y Alfonso Guerra.

En total desacuerdo

La respuesta de Borrell a la propuesta de Solchaga de suprimir las ordenanzas sobre el suelo, y la intervención del Estado en el urbanismo, fue de esta contundencia: "Estoy en total y completo desacuerdo con lo que parece haber manifestado mi compañero y amigo, Carlos Solchaga. En completo y total desacuerdo. Y no se trata de un debate entre personas, sino de un debate de ideas. [Solchaga] manifiesta una especie de delirio liberal, que sería totalmente contraproducente. Solchaga no sabe nada de urbanismo y tiene una visión dogmática al respecto".

Borrell aseguró que mientras él continúe como ministro de Obras Públicas, hará justamente lo contrario de lo defendido por Solchaga: contribuirá al fomento de los planes de urbanismo, desde el convencimiento de que la carestía de las viviendas no es el resultado de las ordenanzas sobre el suelo, sino de que quienes poseen suelo lo retienen y especulan con los precios.

El titular de Obras Públicas desmintió a Solchaga en cuanto a que en Estados Unidos cada cual puede construir donde quiera, y sostuvo que los sectores que más inflación provocan son precisamente los que están más desregulados, como por ejemplo los talleres de reparación de coches. "Lo que más me preocupa", remachó el ministro, "es el extremo desconocimiento que demuestran otros planteamientos".

Ya sin citarle, pero en inequívoca referencia también a Solchaga, Borrell salió al paso del comentario del presidente del Grupo Parlamentario Socialista acerca de que "el Estado no está para pagar a los vagos". Es cierto que algunos desempleados abusan, al cobrar el desempleo mientras realizan simultáneamente trabajos, matizó Borrell, pero no lo es menos que la mayoría "nada desearía más que el tener un empleo y ganarse dignamente la vida".

En el mitin de Ferrol, el ministro de Obras Públicas se mostró como todo un oponente al liberalismo de Solchaga, dispuesto a defender los valores de la izquierda en el debate que vive el PSOE ante su próximo congreso federal. Socialista, dijo, es el que cree que el mejor negocio de los ricos es que los pobres dejen de serlo. Liberal, agregó, es el que piensa que a quien Dios se la dé, san Pedro se la bendiga. Pero es más progresista, subrayó, quienmás consigue, no quien más exige o reivindica.

Por su parte, el secretario de organización del PSOE, Txiqui Benegas, acusó en Bilbao a Solchaga de "someterse totalmente a las leyes del mercado". El número tres del PSOE aprovechó la clausura de la convención del partido en Vizcaya, preparatoria del próximo congreso, para fijar su posición frente a las tesis social-liberales defendidas la víspera por el ex ministro de Economía. "Entre el social-liberalismo, entre los que propugnan políticas sociales con total sumisión a las leyes del mercado y los que defienden el tardocomunismo, yo estoy por la defensa del sector público y un Estado intervencionista en la economía", manifestó tajantemente Benegas.

El secretario de organización del PSOE concretó que deben quedar al margen de las leyes del mercado la educación, la sanidad, la atención a la vejez, la política de vivienda y la política industrial activa, entre otras.

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