El trapicheo de textos vuelve a la Gran Vía
Los vendedores ambulantes arruinan a los tradicionales establecimientos de la calle de los Libreros
"Es la ruina", se queja una de las dependientas que contrata temporalmente durante los meses de septiembre y octubre la librería La Casa de Troya, ante el escaso número de libros que han vendido durante este mes. Las 10 librerías de la calle de los Libreros están desiertas de gente. Este año, los estudiantes están siendo infieles a Pedro, Felipe, Enrique..., los libreros a los que compraban los libros cada curso. Siguen acudiendo a la calle de los Libreros, pero no entran en los establecimientos, ni tan siquiera recorren los escasos 100 metros de calle.Ya en la esquina con Gran Vía, un grupo de vendedores ambulantes les ofrecen todo tipo de libros. Algunos llevan mochilas con apenas una docena de ejemplares, pero otros, los profesionales, esconden la mercancía en el coche.
"¿Quieres libros?", pregunta una joven. "Sí, el libro de historia del arte de Vicens Vives de COU". Rápidamente abre el maletero de un Seat 131 color caldero y saca el ejemplar. "En la tienda cuesta 4.000 pesetas, te lo dejo en 3.000", dice la esporádica vendedora.
Dentro de las librerías, la cara de aburrimiento de los dependientes refleja el malestar que se vive estos días. "Incluso entran en las tiendas para sacar a los clientes y ofrecer los libros más baratos", relata Pedro Angulo, que desde hace 18 años trabaja en La Casa de Troya. En la librería de enfrente, tres dependientas charlan animadamente. En una hora han atendido a tres personas. En Felipa, una de las más antiguas y famosas de la calle, el ambiente está cargado. "No quiero hablar con periodistas, bastantes problemas tenemos ya", dice la dependienta.
Los libreros exigen más medidas policiales en la calle, que está prácticamente tomada por jóvenes y coches repletos de libros.
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