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GENTE

Edio Costa,

un empresario brasileño, arrojó desde un helicóptero 60 kilos de billetes de cruceiros reales sobre decenas de niños pobres de los suburbios del oeste de Río de Janeiro, como acostumbra desde hace 33 años, todos los 27 de septiembre, para celebrar el día de los "dulces de Cosme y Damián". La lluvia de billetes de 100, 500 y 1.000 cruceiros (unas 100, 500 y 1.000 pesetas) originó un alboroto tan grande que la la Policía Militar destacada en la zona se sintió obligada a intervenir. "Yo fui un niño de la calle y sé lo que eso significa", declaró Edio Costa, de 45 años, empresario de confecciones.Además, la mansión de Costa, situada en el suburbio de Bangú, al oeste de la ciudad, amanece cada 27 de septiembre rodeada por decenas de menores que esperan los presentes del empresario. Aparte del dinero, cuya cuantía no reveló, esta vez Costa llenó su piscina con mil paquetes de regalo, que fueron recogidos por los propios niños.

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