El 'arrepentido' Portabales ratifica en el juicio las acusaciones contra Goyanes y Barreiros
Ricardo Portabales, el narcotraficante arrepentido que delató a sus compañeros de operaciones de desembarco de drogas, ratificó ayer ante el tribunal que juzga a 47 procesados de la Operación Mago las acusaciones contra los empresarios Celso Barreiros y Carlos Goyanes. A preguntas del fiscal y las acusaciones, Portabales recitó sus andanzas en Centroamérica en el contrabando de armas y drogas y sus contactos con el traficante internacional de cocaína José Ramón Matta Ballesteros por orden de Barreiros o la compra de diez kilos de cocaína por parte de Carlos Goyanes.
Portabales remontó su relato a octubre de 1980, cuando se encontraba de marinero a bordo del Promarsa I, un barco de la naviera de Celso Barreiros. "La tarde antes de salir, llegó un hermano de Celso Barreiros, en un Mercedes claro. Mandó bajar al capitán, habló con él y cogieron dos cajas de madera del maletero. Se las entregaron al patrón de pesca diciéndole que contenía unas vajillas. Al tercer o cuarto día, empezamos a comentar: '¿Y si lo que lleva no son vajillas? ¿Por qué no las abrimos? Si se dan cuenta, decimos que se abrieron por un golpe de mar".El fiscal preguntó a Portabales por el contenido de las cajas, pero el defensor de Barreiros, Manuel Cobo del Rosal, protestó por la pregunta y pidió el amparo del tribunal. Según lo convenido previamente entre los letrados, el interrogatorio a Portabales, realizado fraccionadamente, sólo podía afectar a los hechos en los que había participado Portabales y éste no podía responder, en esta parte del interrogatorio a preguntas que incumbiesen a otros procesados. El tribunal dio la razón al abogado y Portabales no pudo responder que las cajas embarcadas en el Promarsa I contenía grandes cantidades de dinero, tal como consta en la calificación del ministerio fiscal.
Portabales confirmó también sus viajes a Costa Rica por cuenta de Celso Barreiros y las entregas de maletines al traficante internacional de cocaína José Ramón Matta Ballesteros por encargo de su patrón.
Matta Ballesteros
El arrepentido explicó que, por sugerencia de Matta Ballesteros, a su vuelta a España buscó a alguien interesado en el tráfico de cocaína e hizo una propuesta en ese sentido al procesado José Manuel Padín Gestoso, alias Manolo el catalán. En un viaje a Panamá y Costa Rica, Portabales puso en contacto a Padín con Matta Ballesteros y ambos comenzaron a organizar el envío de alijos de 200 o 300 kilos de cocaína a Galicia. El arrepentido también describió un presunto tráfico de armas en el que él participó junto a Barreiros, Matta Ballesteros y un general del Ejército colombiano apellidado Samudio y un comandante de las Fuerzas Revolucionarias de Colombia llamado Arenas.Todos ellos mantuvieron una reunión en la localidad costarricense de Golfito, en la que se acordó realizar un desembarco de armamento en Isla Coíba (Panamá). Según Portabales, en la operación intervino el buque Promarsa II, de Celso Barreiros, del que se descargaron más de 800 cajas de armas largas y munición. Entre julio y agosto de 1988, Portabales viajó con Manolo el Catalán, sin motivo aparente, a Valencia: "Me invitó a ir con él en el viaje y como no tenía nada que hacer le acompañé". En la sala de fiestas Molino Rojo se reunieron con Carlos Goyanes y un tal Fidel Sánchez.
"Manolo El Catalán me explicó quién era Goyanes y que estuvo casado con una actriz muy famosa" (Marisol), afirmó Portabales. Goyanes pidió a Padín que le vendiese ocho o diez kilos de cocaína y éste respondió que como la tenía en Portugal, tenía que subirle el precio en 500.000 pesetas el kilo porque el riesgo del transporte era muy grande. "Al final, llegaron a un acuerdo", añadió el arrepentido.
A preguntas del fiscal, Portabales se ratificó en la identificación de Goyanes: "Si se me permite un comentario, diría que si Goyanes no tiene un hermano gemelo, creo que es la misma persona".
El procesado describió, por último, una reunión en Cascais (Portugal) a la que presuntamente asistieron 10 o 12 capos gallegos de la droga para negociar envíos de cocaína con Fabio Ochoa Vázquez, jefe de uno de los principales carteles del narcotráfico colombiano.
Los abogados de la defensa interrumpieron la sesión en numerosas ocasiones para formular distintas protestas.
Manuel Tuero, en nombre de todos los letrados, se quejó de las agresiones verbales y culpó de las mismas, sin nombrarle, al juez Carlos Bueren, al que consideró "heraldo de lo que está ocurriendo" por manifestaciones hechas hace dos meses por el magistrado en los cursos de verano de El Escorial. Los letrados protestaron también por la forma de interrogar del fiscal Javier Zaragoza, que sugería en sus preguntas las respuestas de Portabales.
Ayer compareció en la Casa de Campo el procesado Benito Rey Ambrós, que estaba fugado del juicio y contra el que la sala había dictado orden de busca y captura.
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