¿Es bastardo el Gobierno de Aragón?
El autor contrarresta en este articulo las críticas de quienes pretenden deslegitimar al Gobierno de Aragón, que él preside.
En días pasados se ha producido un vivo e interesante debate político sobre el tema del transfuguismo, cuestión que siempre tiene interés, pero que ha cobrado, inusitada actualidad con motivo del éxito de la moción de censura presentada por el Partido Socialista contra el Gobierno conservador en Aragón.El interés por el asunto ha trascendido de lejos las fronteras de Aragón y resulta curioso observar cómo muchos medios informativos de ámbito nacional adoptan una actitud informativa que contrasta notablemente con los medios aragoneses. Ello es debido, sin duda, a la falta de perspectiva, y sobre todo falta de datos, sobre el escenario aragonés, por parte de la gran mayoría de los comentaristas, analistas, columnistas y demás especialistas con que se nutren muchos medios informativos.
Como presidente del Gobierno de Aragón tengo sumo interés en aportar mi grano de arena a este debate, tanto en sus rasgos generales como en los aspectos específicos del caso de esta semana en Aragón. Visto desde la Villa y Corte el caso está muy claro en cuanto se han leído cuatro líneas de teletipo: Gomáriz es el típico bellaco que aprovecha el mandato popular para desvirtuar la representación del pueblo aragonés, con el mezquino resultado de que entrega el poder a quien no supo ganarlo por el mandato del voto popular. Esta interpretación es errónea. Totalmente errónea. Completa y enteramente errónea.
Se ha escrito que el voto del diputado Gomáriz ha dado el poder en Aragón a una coalición, que no obtuvo la mayoría en las últimas elecciones. Eso es mentira. Cualquier lector documentado puede consultar la página 144 del Anuario de El País, de 1992, y comprobará con unas simples sumas que el pueblo aragonés votó el 26 de mayo de 1991 por un Gobierno de progreso del que hasta ahora se ha visto privado. Las listas del PSOE e IU obtuvieron 288.852 votos, frente a 278.312 de las listas del PAR y PP. Es decir, ganaron las fuerzas de progreso por casi diez mil votos, cantidad no despreciable en una comunidad como la nuestra donde sólo hubo 605.564 votos a candidaturas. Queda probado, pues, que la mayoría absoluta de los votos emitidos en favor de candidaturas con representación parlamentaria fueron para el bloque PSOE-IU en que se sustenta parlamentariamente este Gobierno.
Los que tienen dolor de muelas por esta victoria de la representación democrática argumentan que el voto del señor Gomáriz es ilegítimo desde el momento en que se separó de su partido. Pero las actas de las Cortes de Aragón muestran que en el largo tiempo transcurrido desde que el señor Gomáriz se separó de su grupo (hoy precisamente se cumple el segundo aniversario de su abierto enfrentamiento con la dirección del PP) su Grupo Mixto ha sido considerado como honorable por el presidente saliente. Ahora resulta que el Grupo Mixto es honorable mientras apoyaba al Gobierno conservador, pero es indigno cuando lo derriba.
Otros sufren con la victoria de mi partido, y me aplican el calificativo de guerrista, como si fuera una coletilla insultante. Soy amigo de Alfonso Guerra, y eso me honra; al igual que tengo claro que el futuro del Partido Socialista pasa por un secretario general que se llama Felipe, con el apoyo fundamental de un hombre que se llama Alfonso. Ése es el camino. Lo saben hasta en mi pueblo, y son gente lista, porque eligieron a 10 concejales socialistas, de los 11 que tiene el Ayuntamiento.
Otra cosa que saben en mi pueblo, y que ignoran los sesudos analistas es que el PSOE en Aragón hace tiempo que no tiene corrientes, capillas ni facciones. Aquí, en Aragón, hay un impresionante proyecto de actuación integradora impulsado de forma vehemente por el alcalde de Zaragoza, Antonio González Triviño, y por el modesto firmante de este artículo. Para mayor dolor de los conservadores que han usurpado durante dos años el Gobierno de esta comunidad, el proyecto unitario del PSOE cuenta con las simpatías de IU, algo que no había pasado nunca, y que consolida para Aragón una amplia plataforma donde todos los elementos progresistas se sienten representados.
Y para volver al tema original de este artículo expondré mi humilde opinión del transfuguismo: es aborrecible. Que me presenten un proyecto de ley, o cualquier proyecto para evitarlo, y soy el primero que lo firmo. Pero en esta ocasión, como pasa algunas veces en la vida, el señor Gomáriz, utilizando su voto legítimo, ha "escrito derecho con renglones torcidos".
Una reflexión final: he leído mucho sobre el voto del señor Gomáriz y muy poco sobre el cúmulo de errores monstruosos cometidos por el derrotado Gobierno conservador. Errores tan grandes y tan numerosos que han arrancado en Aragón un clamor estruendoso. Ésa ha sido la causa de que tres grupos parlamentarios se hayan unido, en ejercicio de su responsabilidad política, para poner fin a un rosario de desatinos descomunales que mi Gobierno tendrá que enderezar.
Conclusión: no presido un Gobierno bastardo. El Gobierno de Aragón que hoy se pone a andar será para la derecha regresiva dardo, fardo y petardo. Para el pueblo de Aragón es un Gobierno gallardo.
José Marco Berges es presidente del Gobierno de Aragón.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.