_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Avances en Suráfrica

LA MARCHA de Suráfrica hacia la democratización sigue con paso firme, cubriendo con una relativa normalidad las etapas del camino que ha de concluir en las elecciones del 27 de abril del próximo año, las primeras en la historia en las que la mayoría negra tendrá derecho de voto. Las anomalías del proceso son, naturalmente, las numerosas víctimas que se producen cada vez que se consigue un avance sustantivo en el largo y complejo proceso de normalización.El último mojón plantado por los negociadores ha sido la creación del previsto Consejo Ejecutivo de Transición (TEC), una dirección colegiada de amplia base política y racial que ha de Fiscalizar la gestión del Gobierno del presidente Frederik W. de Klerk hasta las elecciones. La aparición del TEC en la movediza arena política surafricana ha de ser sancionada en cuestión de días por el Parlamento y estará en pleno funcionamiento a finales de año. Formado por un representante de cada uno de la veintena de grupos, partidos y Gobiernos que preparan la Constitución de la nueva Suráfrica, el TEC tendrá capacidad de recortar los amplios poderes presidenciales, aunque condicionada por la necesidad de conseguir, según los casos, entre el 75% y el 80% de los votos.

El acuerdo sobre el TEC es una gran victoria para la mayoría negra, que por primera vez se verá en situación de controlar al Gobierno del Partido Nacional. Aparte de velar por el libre juego político y electoral, el TEC tiene dos misiones urgentes: una, controlar las fuerzas de seguridad y, a través de ello, la violencia desatada en el país, que ha costado más de 10.000 vidas en los últimos tres años; la otra, conseguir que vuelvan a Suráfrica las inversiones extranjeras, encabezadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.

El proceso no va a ser fácil. Las causas de la violencia son múltiples: desde rivalidades políticas a actos terroristas, pasando por la delincuencia pura y el activismo de grupos interesados en aplicar el lema "cuanto peor, mejor". Una baza importante de esa aspiración es, sin duda, dotar alas fuerzas policiales de la credibilidad que exige el momento político, una tarea ingente en su actual estado de fragmentación entre el Gobierno central y los de los homelands, además de su escasa capacitación, sin olvidar el control de las actividades clandestinas de algunos elementos enquistados en el Ejército.

La llegada de inversiones exteriores, imprescindible para ayudar al país a salir de la sima económica en que se encuentra -con un crecimiento económico negativo, un paro del 40% y unas reservas que apenas cubren un mes de importaciones, según estimaciones fiables-, dependerá de la evolución política y seguramente esperará hasta bien rodado el futuro Gobierno de unión nacional que salga de las elecciones de abril. No obstante, Mandela y De Klerk conseguirán antes de esa fecha la reanudación de las relaciones con el FMI y el Banco Mundial.

Desgraciadamente, seguirán produciéndose muertes en Suráfrica con desalentadora regularidad. Los negros radicales están ganando terreno en la calle y cada día son más activos: los asesinatos de blancos van a seguir creciendo. Los extremistas blancos han manifestado que la entrada en funcionamiento del TEC equivaldrá a una declaración de guerra y que actuarán en consecuencia, lo que, por otra parte, hace tiempo que aplican. Mientras, seguidores de Mandela y del líder zulú Mangosuthu Buthelezi siguen empeñados en su particular guerra civil. Cada nuevo paso adelante en la demolición del viejo edificio del apartheid tensa las estructuras sobre las que se erigió aquel orden traumatizante y engrosa el número de víctimas. Pero el proceso parece claramente irreversible. La nueva Suráfrica acabará naciendo y lo hará con oportunidades para todos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_