El padre "sin medios" de Arganda cobra 144.000 pesetas, según su esposa
Angelines P. P., de 32 años, indicó ayer que su marido (el hombre que se presentó el pasado lunes en el juzgado de guardia de Madrid con sus cinco hijos y alegó que no tenía medios para alimentarlos ni una vivienda mínimamente digna para cobijarlos) está en paro desde hace un año. No obstante, reconoció que percibe un subsidio por desempleo de 144.000 pesetas. "Cobramos el paro, sí, pero tenemos muchos gastos: son cinco niños, ahora vienen los colegios, la ropa... Me quedan 9.000 pesetas hasta que cobremos otra vez el paro, el 13 de septiembre", explicó ayer a EL PAÍS Angelines en su domicilio familiar de Arganda del Rey.
Su marido, Manuel M., de 34 años, electricista de profesión, había discutido con unos vecinos momentos antes de coger su coche, subir en él a los cinco niños y presentarse en el juzgado de guardia de Madrid. Los funcionarios se quedaron helados cuando vieron la estampa: cuatro de los niños -la mayor, de 11 años- a rezago del padre, y el bebé en sus brazos y llorando porque tenía hambre.Aunque Manuel M. llegó a comentar en el juzgado que su situación económica era muy difícil y que no tenía dinero para comprar alimentos, en la denuncia no menciona en ningún momento ese problema. Se limita a acusar a su esposa de maltratar a los niños y pide al juez que los interne en un centro de acogida de la Comunidad. "MI domicilio no reúne unas mínimas condiciones de habitabilidad, dado el número de personas que viven en él. Y los niños presencian escenas no recomendables para ellos", explica en la denuncia.
Este periódico comprobó ayer que en el domicilio habitan nueve personas: su suegra -ciega-, su cuñado, los cinco niños y el matrimonio. También observó que Ja vivienda, aunque tiene seis habitaciones, carece (por el extremado desorden y la suciedad existentes en ella) de unas mínimas condiciones de habitabilidad. Tres de los niños duermen en una misma cama; otro, con la abuela, en otra adyacente de la misma habitación, y el pequeño, medio de los padres, en un sofá cama ennegrecido y sucio que hay en la salita de estar. En otra de las habitaciones duerme el hermano de Angelines, que, según ella, "es alcohólico".
La madre de los niños subraya que desde que su marido perdió el empleo, hace un año (casi a la vez que el Hipotecario les embargó la anterior vivienda), las relaciones conyugales están deterioradas. El padre se encontraba ayer en Alcalá de Henares y no pudo ser localizado por este periódico.
Niega Angelines haber maltratado nunca a sus niños. Asegura que desconocía adónde iba su marido cuando, el pasado lunes, después del altercado con varios vecinos, cogió el coche y se llevó a los pequeños. Una cosa sí tiene clara: "No fue a denunciante a mí, sino a pedir ayuda para que alguien atendiera a los niños".
Las chocolatinas de la juez
En los juzgados de Madrid se seguía ayer comentando la papeleta con que se encontraron el lunes los funcionarios del juzgado de guardia. "El bebé tenía mucha hambre y el rostro enrojecido de tanto llorar", explicó ayer un funcionario que presenció los hechos. "Los hermanos no decían nada; estaban callados, aunque decían querer volver con la madre".En la cocina de los calabozos de los juzgados, ala vista de la hora (sobre las once de la noche) y del hambre que tenían los menores, les prepararon unos bocadillos y pasteles para los mayores, Como no había leche para lactantes, dos funcionarios salieron en busca de una farmacia de guardia. Compraron una lata, un biberón y dodotis. El bebé se había hecho caca. "Menos la mayor, de 11 años, los demás niños (de 3, 5 y 9 años) también estaban mojados". El bebé dejó de llorar e incluso empezó a sonreír después de tomar su biberón. Minutos después se durmió.
"Hasta la juez se preocupó por la situación de los niños", recuerdan las citadas fuentes. "Estuvo un rato intentando conseguir cambio para sacarles chocolatinas de la máquina". En contra de la opinión del padre, al final se resolvió que los niños regresaran con la madre. Sobre la una de la madrugada, la policía de menores (Grume) trasladó a los niños al domicilio de Arganda. "Cuando llegaron, le dije la policía que se los llevase, pero un agente me dijo: 'Mujer, cómo vas dejar a tus hijos...". Durante la visita de este periódico, el bebé comenzó a llorar de nuevo, pero Angelines, rápidamente, le preparó un biberón con la misma leche que el lunes le compraron los funcionarios del juzgado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.