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Dos muertos y cuatro heridos en Almería y a en un tiroteo entre familias rivales

La tensión acumulada desde hace tiempo por las dos ramas de la familia Fernández, afincada en Venta El Pampanico, una barriada de El Ejido (Almería), explotó a media tarde del viernes. Dos hombres murieron durante la refriega, en la que se utilizaron escopetas y pistolas, y cuatro personas fueron hospitalizadas con heridas de diversa consideración. Agentes del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil mantienen desde ayer intensos controles en la barriada para evitar nuevas agresiones.

Juan Fernández Moreno, de 19 años, recibió nueve impactos de bala que acabaron con su vida. Su hermano Miguel, de 31, fue alcanzado en la cabeza y murió poco antes de llegar al hospital almeriense de Torre Cárdenas. Otras cuatro personas sufrieron heridas y tres de ellas permanecían ingresadas ayer en el hospital.Ni la policía ni el Juzgado número 2 de El Ejido, encargado del caso, han determinado la causa de esta batalla entre dos ramas de una familia. Sólo se sabe que esta semana se habían venido produciendo fuertes roces y peleas entre los miembros de cada grupo. El juez ha decretado el secreto del sumario.

A las siete de la tarde del viernes se repitió la bronca, esta vez entre dos mujeres. Al oír los gritos, sus maridos y otros familiares se lanzaron fuera de sus viviendas, pero, lejos de aplacar los ánimos, los calentaron hasta el punto de que regresaron a sus casas para coger sus armas y empezaron a disparar.

La Venta El Pampanico es un grupo de viviendas al norte de El Ejido habitadas por un centenar de familias de etnia gitana a las que la policía no atribuye ningún medio de vida conocido. Aunque en otras ocasiones las fuerzas de seguridad han intervenido para cortar enfrentamientos o registrar alguna vivienda en busca de armas o drogas, en esta ocasión tan sólo se han incautado las armas que los Fernández emplearon en la reyerta de ayer: cuatro escopetas y una pistola.

El suceso habría podido ser más grave de no ser por la rápida intervención de una patrulla de la Guardia Civil que escuchó los disparos. Los dos agentes de la dotación que llegaron al lugar encontraron en la calle los cuerpos de los participantes en la refriega que habían sido alcanzados por los disparos. Todo el lugar estaba salpicado de sangre. Algunos de los participantes en la refriega se habían escondido en sus casas.

Mientras los miembros del instituto armado pedían refuerzos, desarmaron a Francisco Fernández García, de 30 años, presunto autor de los disparos. Posteriormente, tras la llegada de más agentes, redujeron al resto de hombres armados y obligaron a salir de las casas a los que se habían refugiado en ellas. La actuación de las fuerzas de seguridad hizo que Jesús Fernández Torres, de 63 años, y Antonio Fernández García, de 38, se entregaran sin resistencia.

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