Ocho soldados israelíes mueren en los ataques más sangrientos de Hezbolá en Líbano desde 1988

La guerrilla proiraní de Hezbolá cumplió su promesa de vengar a las 132 víctimas de los bombardeos israelíes en el sur de Líbano durante la última semana de julio. En la madrugada de ayer, tres bombas hicieron saltar por los aires a una patrulla israelí en el extremo occidental de la llamada zona de seguridad. Siete soldados resultaron muertos y dos heridos. Horas más tarde, otro artefacto mataba al octavo militar en la misma zona. La respuesta de Israel no se hizo esperar y sus cazas bombardearon tres bases de Hezbolá en el valle de la Bekaa, matando a dos militantes de este movimiento, según fuentes libanesas.

Los guerrilleros de Hezbolá hicieron estallar tres bombas por control remoto, con un intervalo entre ellas de 10 segundos, al paso de un convoy israelí, compuesto de varios jeeps y vehículos blindados. Los explosivos estaban colocados en los laterales de la carretera de Shihin, a nueve kilómetros de Nakura, donde se encuentra el cuartel general de los cascos azules de la ONU.Después de 12 horas de censura total, fuentes militares israelíes confirmaron la muerte de sus siete soldados pero indicaron que sólo hubo una explosión ocurrida cuando una patrulla recorría a pie la zona. A media tarde, en la misma zona, otro artefacto mataba a un soldado más y hería a otro, elevando así a ocho el número de muertos.

Aviones israelíes bombardearon por la tarde varias bases de Hezbolá en el valle de la Bekaa y mataron a dos miembros de este movimiento en Janta, a tres kilómetros apenas de la frontera siria. El jefe de Estado Mayor israelí, el general Ehud Barak, afirmó unas horas más tarde que su país golpeará a Hezbolá "todas las veces que lo consideraremos necesario y útil".

"El enemigo creyó que su agresión [la operación Ajuste de Cuentas de julio pasado] debilitaría la resistencia, pero ayer ha descubierto que cuanto más incremente su presión sobre nuestra nación, más determinados estaremos a resistir. La lucha continuará hasta que nuestra tierra esté liberada", había declarado por su parte después del atentado el jeque Naim Qasem, vicepresidente de Hezbolá en Líbano.

Ajuste de Cuentas

La Operación Ajuste de Cuentas, que además de los 132 muertos y 600 heridos provocó el éxodo de 250.000 personas que huyeron despavoridas de las bombas israelíes, finalizó con la Firma de un acuerdo, con la mediación de EE UU, el pasado día 31.Según ese acuerdo, los guerrilleros de Hezbolá se comprometen a no lanzar sus cohetes Katiushka contra la población civil que habita el norte de Israel. Pero tanto Hezbolá como el Ejército libanés y Siria, el país protector, indicaron que mientras Israel ocupe el sur de Líbano será imposible evitar los ataques contra sus soldados.

La zona de seguridad, que se extiende 15 kilómetros en el interior de Líbano, fue establecida por Israel en 1985 para proteger el país de ataques de la guerrilla, una vez que había retirado de Líbano la mayoría de las fuerzas con las que lo ocupó en 1982.

El ataque ha sido el más mortífero contra soldados israelíes en el sur de Líbano desde el realizado el 19 de octubre de 1988 por un suicida con un coche bomba que causó la muerte de ocho militares e hirió a otros ocho. Según un comunicado de Resistencia Islámica, brazo armado de Hezbolá, con esta acción se conmemora el aniversario del incendio de la mezquita de Al Aqsa -el tercer lugar santo para los musulmanes, tras La Meca y Medina- en Jerusalén, ocurrido el 21 de agosto de 1969. Hasán Nasralá, secretario general de Hezbolá, amenazó ayer con volver a disparar sus cohetes Katiusha contra las localidades del norte de Israel si ese país violaba el acuerdo y bombardeaba las aldeas del sur de Líbano.

El Gobierno norteamericano condenó anoche en un comunicado del departamento de Esta do los ataques de Hezbolá, que calificó de "intento de los extremistas por sabotear el proceso de paz cuando se prepara la reanudación de las conversaciones en Washington".