_
_
_
_
_

Disturbios en Corea del Norte por la escasez de comida, según algunos viajeros

Los testimonios de visitantes admitidos por Corea del Norte en los últimos meses desvelan que las revueltas internas y los disturbios por falta de comida se van extendiendo a medida en que la gente está cada vez más hambrienta y desesperada.Los viajeros describen una población depauperada, que lucha día a día por la simple superviviencia en un país donde el combustible es tan escaso y las infraestructuras tan decrépitas que los servicios básicos como el agua, la electricidad o el sistema de alcantarillado no funcionan la mayor parte del tiempo.

Resulta difícil decir si la inestabilidad social supone una amenaza para el Gobierno de Kim Il Sung. Pero varios analistas de los servicios de inteligencia occidentales dicen que ha habido indicios de movimientos de tropas aparentemente destinados a proteger al régimen de las protestas populares.

Los informes hablan de inestabilidad interna en una nación comunista que tiene un Ejército de un millón de hombres y, de acuerdo con las cifras que maneja Estados Unidos, un programa de armas nucleares.

Japoneses de origen coreano que han podido visitar a sus familiares recientemente hablan de levantamientos populares sobre todo en primavera, cuando se recogieron las escasas cosechas. En una nación llena de propaganda del presidente Kim una nueva consigna ha llenado los omnipresentes paneles: "Comamos dos veces al día, no tres".

El resultado de todo ello ha sido un declive del respeto por Kim Il Sung y por su hijo, Kim Jong Il, que espera asumir el poder a la muerte de su padre. A falta de la estima pública, los Kim han adoptado la política del terror. Casi todos los japoneses de origen coreano de Niigita pueden nombrar familias enviadas a campos de prisioneros porque uno de sus miembros desairó al régimen. El castigo por criticar a Kim, dicen, es la cadena perpetua, no sólo para el acusado, sino también para su esposa e hijos.

A pesar del rígido control social, ha habido levantamientos populares en varias ciudades. "Oímos que en Unbong la gente asaltó un almacén de alimentos", cuenta Chung Myong Soo, un coreano que ha estado recientemente en su país. "El Ejército tenía armas, pero no pudo frenar a las masas".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Es un testimonio de segunda mano, pero es que muy pocas informaciones directas salen fuera del país. Este año, el número de visitantes extranjeros a los que se ha permitido la entrada se ha reducido *considerablemente. El poder de los Kim descansa en el Ejército.

Varios periodistas han visto soldados desplegados en pueblos del interior, lejos de las fronteras donde se espera al enemigo. El viceprimer ministro, Kim Dul Hyon, ha reconocido que las tropas estaban en guardia ante "amenazas domésticas".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_