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Irma, la lágrima del verano

La niña de cinco años herida por un obús en Sarajevo fue operada ayer en Londres

Enric González

Irma está tumbada sobre su espalda. Sigue en estado crítico, pero los cirujanos del hospital infantil Great Ormond han conseguido extraer la metralla incrustada junto a la columna vertebral y ya no hay que mantener de costado el cuerpecillo herido, tal como estuvo en Sarajevo durante 10 días, con el cuello estirado, los ojos opacos, la mano agarrotada sobre un .muñeco. Irma Hadzimuratovic, de cinco anos, evacuada el lunes de Sarajevo y transportada al Reino Unido, sufrió ayer su primera operación en Londres. Tres horas de quirófano para limpiarle las heridas e implantarle un drenaje en el cráneo. Tiene meningitis, los nervios dorsales dañados y múltiples in fecciones. El cerebro no está afectado. Tal vez sobreviva. La niña Irma es la lágrima del verano. Durante meses, miles de niños han muerto en Bosnia. Niños anónimos, sin rostro, hijos de esos fantasmas desconocidos que asoman a veces, durante el telediario, desde el fondo de la pantalla. Otros como ella están muriendo ahora mismo, o sufren heridas terribles y esperan callados su destino, en el atroz silencio de una agonía infantil. Pero Irma tiene rostro, y nombre, y esa postura insoportablemente tensa, como de pez fuera del agua. Los reporteros occidentales hicieron cola ante su lecho el domingo para contar su historia: un obús serbio, la madre muerta y ahí, en esa cama, la niña destrozada, la imagen de Sarajevo para los noticiarios del fin de semana.El domingo por la noche, la centralita de Downing Street quedó bloqueada. Por primera vez en los tres años de mandato de John Major, el público británico sintió la necesidad imperiosa de decirle algo a su primer ministro. Más y más llamadas, desde media tarde hasta la madrugada, con un simple mensaje: salvad a Irma.

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Esa misma noche, Major el indeciso (tan emocionado, dicen, como sus compatriotas) dio al Foreign Office una orden tajante: salvad a Irma. Como por arte de magia, se esfumaron todos los impedimentos logísticos, todas las trabas burocráticas, todos los problemas insuperables bajo los que. han sido enterrados otros niños. El lunes a mediodía, un avión militar despegó de Sarajevo con Irma a bordo. La acompañaban su hermana y su, padre. A media tarde, la niña ingresó en el Great Ormond de Londres, el mejor hospital infantil del mundo. Por la noche, una pequeña multitud se congregó a las puertas del centro sanitario en una vigilia por su salvación. Ayer, la recepción del Great Ormond rebosaba de flores y juguetes.

En Sarajevo, sin agua corriente, sin medicinas, quedó el doctor Edo Jaganjac, el hombre que operó a Irma en una situación crítica y, casi a ciegas, logró reconstruir sus intestinos y evitar una muerte inmediata.

Irma fue una simple excepción, un fenómeno televisivo. Con 20 años más habría sido otro más de los fantasmas de Sarajevo. Un cadáver, un alma desesperada. 0 quizá, aún peor, una futura inmigrante ilegal en el Edén comunitario.

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