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El 'rok' del despido

La plantilla de una fábrica de vaqueros marileña protesta por la marcha del 68% de su trabajo a Marruecos

La marca de los pantalones vaqueros Rok puede convertirse en blues si se toma la temperatra del ánimo sus trabajadores y de la dirección. Rok empezó a confeccionar tejanos en España hace 40 años y ahora tiene que prescindir de 121 empleos y trasladar el 68% de la producción de la fábrica de la localidad madrileña de Torrelaguna (2.500 habitantes) a Marruecos, donde los salarios son mucho menores.Es un ejemplo más del fenómeno de la deslocalización que se da, sobre todo, en los sectores de la confección y el textil y que consiste en que las empresas trasladan la producción de España a países cercanos donde la mano de obra es más barata, como Portugal o los países del Magreb (Marruecos, Argelia y Túnez). Sueldos de 20.000 pesetas frente a las 110.000 pesetas de España.

El 90% de la plantilla de Rok está integrado por mujeres cuya antigüedad laboral media es de 25 años. "La mayoría entramos siendo niñas. Se han quedado con nuestra juventud y nos dejan plantadas ahora con una edad media de 42 años y sin ninguna preparación ni formación", dice Manuela Sánchez, que lleva 22 años en la fábrica.

Esta medida traumática se debe a los altos costes de la plantilla y a la caída de las ventas. "La masa salarial supone el 47% del valor del producto, cuando el máximo recomendable es el 30%", explica Juan Igartua, director adjunto de Rok, quien añade que "analizándolo con frialdad, es preferible sacrificar 121 empleos que ir a una suspensión de pagos que no beneficia a nadie". El coste en mano de obra por la producción de un pantalón Rok de cinco bolsillos oscila entre 1.700 y 1.900 pesetas "cuando lo normal son unas 1.000 pesetas" puntualiza Igartua.

El segundo ingrediente que corta la mayonesa es "la psicosis de crisis que ha bajado las ventas y encarecido todavía más la prenda". Si en 1991 la facturación de Rok, propiedad de la familia Narvaiza, fue de 2.700 millones, el volumen de negocios descendió a 2.550 millones en 1992 "y este año nos gustaría llegar a 2.000 millones, cosa que de momento no es fácil". A esto se le une unas cadenas de montaje rígidas que no permiten cambiar los modelos "porque aumentarían muchísimo los costes". Como consecuencia de todo esto, los beneficios obtenidos en 1991 se transformaron en pérdidas en 1992. Una situación negativa que continúa en los seis primeros meses de este año. La dirección decidió fusionar en enero sus dos centros de trabajo en el de Torrelaguna; lo que obligó a negociar con el comité de empresa la movilidad geográfica de 183 trabajadores a cambio de pagarles el trayecto. Pero no fue suficiente. "Es insostenible. Esta compañía tiene futuro si abaratamos los costes" , dice Igartua. "Llevamos 40 anos y nuestra ilusión es seguir. Hubiera sido más fácil suspender pagos y mañana crear una comercial. Pero preferimos luchar por seguir manteniendo una industria abierta y 140 empleos", añade el directivo. Para ello presentaron en mayo un expediente de rescisión de 121 contratos y fabricar en Rok el 32% de la producción y llevar el control final del producto y el 68% se confeccionaría fuera de la empresa.

Rosario Arcas, delegada por CC 00, comenta que la producción de 900.000 prendas al año "demuestra que sí hay trabajo. Así que, sentémonos a negociar esos costes". Ramón Aguado, delegado de UGT, dice que están dispuestos a negociar "10' que la empresa nos paga por el traslado diario de Madrid a la fábrica". El directivo de Rok responde así a estas ofertas: "Es fácil decirlo, pero ejecutarlo es dificil".

"Ahora, el balón está en el tejado de la Administración", explica la empresa, ya que Trabajo tiene que decidir si aprueba el expediente. Para que la pelota caiga del lado de los empleados, la plantilla ha realizado paros y manifestaciones. El directivo se queja de que "hoy el industrial es el patito feo de la película". Mientras, Vicenta Casero, que entró en Rok con 16 años, se lamenta de haber abandonado los estudios al acabar EGB.

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