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Ocho 'niños bien' violaron repetidamente a una compañera de clase y lo filmaron todo para vender las fotos

La vida cotidiana en la provincia francesa ha tenido muy buenos retratistas. Ahora la ciudad de Toulouse necesitaría de un Chabrol en plena forma para contar la historia de una adolescente de 17 años que, en octubre del 92, después de haber sido desnudada, atada y amordazada, fue violada por ocho compañeros de clase que, al mismo tiempo, filmaban en vídeo su hazaña. La chica quiso entonces cambiar de escuela, pero no se atrevió a explicar sus razones a los padres. En enero del 93, los chicos decidieron repetir la experiencia chantajeándola con la amenaza de distribuir las fotografías que habían tomado de ella en octubre. La imaginación de los violadores les llevó a protagonizar un remake del anterior porno, ahora en un chalé de las afueras. Algunas de esas fotos circularon, no obstante, por el patio de la escuela, al parecer vendidas "bajo cuerda" a otros compañeros. Finalmente, en abril, la muchacha se decidió a explicarlo todo a sus padres, que pusieron inmediatamente una denuncia.

"Tonterías de críos"

Aquí es donde entra el Chabrol cronista de las pequeñas complicidades burguesas, atento al entramado de poderes que se movilizan en nombre del honor de un apellido. El Lyceo Caousou, la escuela de estos precoces descubridores del sado, es un centro privado de mucho prestigio y frecuentado por hijos de las familias más ricas y poderosas de la comarca.

La investigación judicial parece eternizarse. Circulan los rumores, se sabe de oportunas llamadas telefónicas, y pasa el mes de abril, el de mayo y el de junio y el juez instructor tiene siempre otros asuntos urgentes que atender. Finalmente, el pasado martes 20 de julio, el ministerio fiscal comunicaba que "solicitaba la calificación de violación, complicidad y atentado al pudor realizado con violencia para los hechos cometidos por tres personas, dos de las cuales menores, y de atentado al pudor con violencia para otras cinco, de entre las cuales cuatro eran menores". Parece que juez y fiscal han tenido que superar además muchas presiones, incomprensibles retrasos administrativos.

Desde el pasado 20 de julio, del despacho del juez entran y salen adolescentes en tejanos, zapatillas deportivas y camisas a cuadros. Dos de ellos han pasado dos noches en la cárcel antes de ser puestos en libertad vigilada. Entre los violadores figura, a título de organizador, el chico que salía regularmente con la muchacha antes de octubre del 92. Uno de los abogados defensores se indigna ante el hecho de que, por fin, la justicia se haya puesto en marcha: "No se puede conducir a cien por hora después de haber tenido el freno de mano puesto durante meses". Según el abogado, todo se reduce a "tonterías de críos de 17 años, que sin duda han cometido algunos excesos que merecen ser sancionadas por una justicia serena. El ser hijos de buena familia no es excusa para nada, pero tampoco debiera perjudicarles". En cualquier caso, a cuatro de ellos, ¡localizables de momento, no les preocupa. "Están de vacaciones", explica otro defensor.

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