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Sangre en el río

El ajuste de cuentas que costó la vida a tres extranjeros en la ribera del Ebro

Àngels Piñol

El alemán Werner Mittermeyer, de 40 años, pasó en vela toda la noche del martes 13 de julio en su pequeño chalet de madera, en una ladera del río Matarranya, un afluente del Ebro, en La Pobla de Massaluca (Tarragona, en los lindes de Cataluña con Aragón). Su perra, un enorme animal que tenía desde hacía 10 años, estaba agonizando, presuntamente envenenada. Murió de madrugada. Tras enterrarla, el alemán tomó una botella de coñac y varias tazas de café. Dice que no recuerda nada más, pero muy de mañana inició una sangrienta ruta con el río Ebro como eje en la que asesinó a un compatriota suyo y a dos ciudadanos austriacos.Apenas amaneció, el pasado día 13, Mittermeyer, un hombre educado y sensato, a juicio de quienes le trataron, cogió una pistola Star y se metió en su coche, un Opel Ascona. Este transportista de Bonn, afincado en Tarragona desde hace un año, recorrió la carretera que serpentea por el pantano de Riba-roja d'Ebre y se dirigió a un destartalado embarcadero de Fayón, localidad próxima pero ya en la provincia de Zaragoza.

Mittermeyer sorprendió al vigilante del puesto, Gerhard Hans Pickel, de 36 años, cuando salía de la ducha. Seis disparos acabaron con su vida. El supuesto homicida obligó a esconderse a dos turistas que presenciaron los hechos. Eran las 8.30. Poco después, sobre las 9.00, Mittermeyer irrumpió en la caravana de Heinz Schorgenhofer, un vienés de 45 años que estaba de vacaciones pescando siluros en el pantano. Le asesinó cuando se desvelaba.

El ciudadano alemán dejó tras de sí las áridas montañas que bordean el pantano y se dirigió a las llanuras de los campos de arrozales del Ebro. Recorrió 120 kilómetros descendiendo el río hasta casi su desembocadura. Llegó a la urbanización Riu Mar, en Deltebre (Tarragona), sobre las 10.20 y buscó a, Wolfgang Nitsche, un berlinés afincado en España que alquilaba barcas y casas a turistas. Lo encontró en una lancha del embarcadero y lo destrozó a tiros en presencia de un adolescente. Mittermeyer volvió a subir a su coche e inició el camino de regreso remontando el Ebro. No fue dificil para la Guardia Civil seguir su rastro: le detuvo al mediodía en Fraga (Huesca). Ahora está en la cárcel de Torrero (Zaragoza).

Examen psiquiátrico

¿Fue la muerte de una perra la que desencadenó un ajuste de cuentas porque se sentía estafado por sus amigos? Werner explicó ante el juez de Caspe (Zaragoza) que no tenía ningún motivo para cometer el triple homicidio; dijo que era amigo de Gerhard, que apenas conocía a Heiriz y que confiaba en ganar el litigio que mantenía con Wolfang en un juzgado de Gandesa (Tarragona). Su abogado ha solicitado al juez que su cliente sea sometido a un examen psiquiátrico. El letrado sostiene que Mittermeyer puede sufrir algún trastorno mental, secuela de un gravísimo accidente de tráfico en el que murió su mujer."Estaba claro que acabarían a tiros". Pocas dudas tenían los vecinos de La Pobla de Massaluca, quienes defendían a Mittermeyer y reprochaban a sus amigos muertos la cantidad de alcohol que bebían. "Debía sentirse estafado porque Nitsche le sacó mucho dinero. Estaba desesperado", señaló la dueña de un bar de la citada población. La Guardia Civil sostiene como móvil probable de las tres muertes un ajuste de cuentas.

Los tres muertos y su presunto asesino se habían conocido en 1986, mientras pasaban unas vacaciones en Deltebre, localidad situada junto a la desembocadura del Ebro. Algunos se asentaron en España para vivir del turismo. En 1991, decidieron ampliar el negocio: promocionar la pesca del siluro, especie procedente de Centroeuropa que se encuentra con relativa abundancia en las aguas de los pantanos de Mequinenza (Zaragoza) y Riba-roja (Tarragona), en pleno río Ebro, en el término municipal de La Pobla de Massaluca. El siluro se encuentra en clara regresión en los ríos centroeuropeos y en plena expansión en los citados pantanos del Ebro, lo cual ha atraído en los últimos años un tipo de turismo fluvial alemán y austríaco, nuevo en la Nitsche compró un terreno rústico en Ia Pobla de Massaluca para edificar un chalet de madera. Las obras duraron poco: el Ayuntamiento de La Pobla las paralizó porque no había pedido los preceptivos permisos municipales. Mittermeyer compró dos parcelas por varios millones de pesetas: en ellas estaba su chalet y los cimientos de una segunda casa. No había escritura; sólo un. documento privado. "Corrió el rumor de que Nitsche iba a realizar un préstamo hipotecario sobre la finca y Mittermeyer presentó una demanda en el juzgado para aclarar la cuestión de la titularidad de los terrenos. Aún no había. sentencia, pero el asunto estaba bien encarrilado", explicó Rodolfo Piqué, su abogado.

Una decena de alemanes, entre ellos la viuda de Wolfgang con los ojos hinchados por el, llanto, estaban sentados el pasado miércoles tomando cerveza en un bar de un embarcadero de Deltebre. Klauss Friemann, de 35 años, con los brazos profusamente tatuados, que trabajaba con Nitsche, explicaba que Mittermeyer se debió de volver loco "por los problemas de sus hijos con las drogas y por lo de su mujer". El posible envenenamiento de su perra pudo acabar desencadenando en Mittermeyer la locura asesina.

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