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Los 'gay' del Ejército norteamericano se niegan a ocultar sus preferencias sexuales

Antonio Caño

Las organizaciones homosexuales han advertido que no aceptarán la política que prepara la Administración norteamericana para dar por cerrado el caso de los gay en el Ejército. Al cumplirse ayer el plazo que marcó el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, para decidir sobre este asunto, el secretario de. Defensa, Les Aspin, le presentó una propuesta para que a partir de ahora no se pregunte la orientación sexual de los reclutas, a cambio de que los homosexuales no hagan públicas sus inclinaciones.

Los dirigentes del grupo Campaña por el Servicio Militar declararon que la política auspiciada por Les Aspin es una rendición ante la presión de los jefes del Pentágono y supone la negación del derecho de los homosexuales a exponer abiertamente su condición sin miedo a represalias en las Fuerzas Armadas.El presidente Clinton, que tiene previsto anunciar su posición antes del fin de semana, podría introducir algunos cambios en la propuesta de Aspin para aproximarla un poco más al criterio de los homosexuales. Altos funcionarios de la Casa Blanca han mantenido en los últimos días varias reuniones con oficiales del Ejército y congresistas para buscar un acuerdo sobre el asunto que más ha perjudicado a la imagen del presidente demócrata desde el comienzo de su mandato en enero.

La propuesta de Les Aspin consiste en revocar la orden de preguntar a los aspirantes al Ejército sobre sus orientaciones sexuales, pero mantener la actual prohibición a que los soldados manifiesten su homosexualidad o practiquen actividades homosexuales una vez que han sido incorporados a filas. En realidad, se trata casi de la misma política que existe en la actualidad, con la diferencia de que no se impide estrictamente la entrada de homosexuales en las Fuerzas Armadas, aunque mantiene la persecución contra ellos una vez que se dan a conocer como tales.

La adopción de esa política por parte de Clinton sería un grave incumplimiento de la promesa que hizo durante la campaña electoral de levantar por completo las restricciones a los gays en el Ejército. Ésa fue la primera medida que tomó al día siguiente de llegar a la Casa Blanca, pero la fuerte reacción de los oficiales del Ejército y de los más significados congresistas le hizo dar marcha atrás y marcar una plazo de seis meses para estudiar el caso.

Al cumplirse ese plazo, ninguno de los sectores que se oponían a la entrada de gays en el Ejército ha cambiado sus puntos de vista.

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