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El derechazo alborotado

Corte / Armillita, Espartaco, Chamaco

Toros de Conde de la Corte (4º, sobrero en sustitución de uno de María Olea, inválido), discretos de presencia, armados, flojos, mansurrrones. Armillita Chico: estocada trasera baja (silencio); estocada trasera (palmas y salida al tercio). Espartaco: media atravesada tirasera y baja (silencio); tres pinchazos y cuatro descabellos (pitos). Chamaco: bajonazo descarado tirando la muleta (petición y dos clamorosas vuetas al ruedo); bajonazo (aplausos y saludos).

Plaza de Pamplona, 14 de julio.

Novena y última corrida de feria. Lleno.

Pues no se sabría decir si estábamos en una plaza de toros, o en ningún sitio. O acaso era en todas partes: en la pradera, de excursión; en la tasca de la esquina, en el guateque; en el Orfeón Donostiarra; en un mitin de Alfonso Guerra; en la batalla de las Termópilas. Y en los toros, naturalmente; en los toros también, debía de ser así a juzgar por los peculiares animalitos, con sus cuernazos, que correteaban ruedo a través. Algunos, en lugar de un animalito veían dos animalitos. Un barullo de animalitos, cuernos, gente: de coleta, canciones, los derechazos alborotados, el varilarguero ye-yé, el pelo de color y no te quieres enterar. O acaso era al revés.Harina tiraban de arriba, champañazos saltaban de abajo, la bandeja de pasteles se iba para babor hasta el infinito y había que: reclamarla a gritos, la mujer de Villanueva obsequiaba la exquisitez de sus bocadillicos tiernos, Elu los traía de pimienticos en jugosa tortillica, a Masito se le hacía un nudo en la garganta porque la fiesta tocaba a su fin, Espartaco pegaba derechazos, el presidente no quería sacar el pañuelico orejero y le armaban la gran bronca, a Pina le daba la risa y cuando volvía para Fitero aún no había parado de reír.

La temperatura subía y la plaza se iba poniendo espesa de harina, de magras, de ajoarrieros, de bonitos del Cantábrico, de sangrías, de lechezuelas, de jarretes, de piquillos y de la madre que los parió a todos, una pasta que se remontaba por el pantalón y la falda, por las blusas y las camisas blancas de origen (ahora de un parduzco rarísimo) hasta llegar al flequillo. Curiosas reacciones químicas producían las mezclas y teñían de amarillo las ropas de los mozos de sol. Los de sombra lo entendían de otra manera y les enternecía pensar que se habían vestido así en homenaje a Indurain.

Armillita intentaba hacer el toreo que gusta a la afición conspicua -un corte ortodoxo al interpretar el natural- pero la afición conspicua estaba de vacaciones. Chamaco, en sus antípodas, lo que hacía era tremendismo, una docena de redondos dio arrodillado, los ciñó luego de pie, y enardeció a las masas, que le aclamaban "¡torero, torero!". Eso, algunos, pues otros lo quegritaban era "¡toreros, toreros!" ya que veían doble a las alturas aquellas de la sofoquina y del trasiego de riojas; dos Chamacos o así debían de ver, y dos presidentes en el palco, y por negarse a conceder la oreja los pusieron a caer de un burro.Al sexto quiso hacerle Chamaco toreo más serio, y gustaba poco. Pero antes había estado Espartaco pegando derechazos. No pudo con un segundo toro que punteaba y tampoco con el otro, de corta embestida. Cinco minutos de reloj, cinco, permaneció citando derechazos, como si no existiera otro pase en la tauromaquia. Ni el consabido de pecho, ni el cambio de mano; nada: sólo el derechazo. Y los mozos rompieron a bailar y cantar aquello de "No te quieres enterar, ye, ye", más lo del "pelo alborotado y las medias de color". Y venga meneo -menuda marcha tenían-, las bandas tocando a sangre y fuego, la afición abrazada al botellón, mientras la bandeja de pasteles se perdía ahora por estribor... La corrida sería mala con ganas pero el fin de fiesta resultó auténticamente fastuoso.Torrealta, mejor corrida

La corrida de Torrealta, lidiada el pasado día 12, ha sido proclamada la mejor de la feria de San Fermín, y el trofeo Carriquiri al toro más bravo ha sido otorgado a Fresón, del Marqués de Domecq, lidiado por César Rincón en la corrida del día 9.

El jurado de los premios de la Feria del Toro, instituídos por la Casa de Misericordia de Pamplona, está compuesto por los siguientes miembros: Antonio Recaséns, por el Colegio de Veterinarios de Navarra; Antonio Purroy, ingeniero agrónomo, y los periodistas Celso Torres, en representación de la Asociación de la Prensa de Pamplona; Martín García, de Diario de Navarra; Alfonso Carlos Sáiz de Valdivielso, de Deia; Vicente Zabala, de Abc, y Joaquín Vidal, de EL PAÍS.

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