Stallone y Schwarzenegger, los músculos de Hollywood en Madrid
Stallone y Schwarzenegger viven en la misma ciudad, Los Ángeles; comparten un mismo negocio, la cadena de restaurantes Planet Hollywood; y emplean gran parte de su tiempo en un mismo deporte: el culturismo. Arnold Schwarzenegger, el actor mejor pagado del mundo, y Sylvester Stallone, que hoy cumple 47 años y que desde hace tiempo está en horas bajas en su carrera cinematográfica, coincidieron ayer en Madrid -aunque no en el mismo hotel- para promocionar sus respectivas últimas películas, El último héroe y Cliffhanger. "En este filme quiero que el mensaje antiviolencia quede claro", dijo Schwarzenegger, nacido en Graz (Austria) hace 46 años y que en su nueva película vuelve a mezclar el cine de acción con la comedia. Mientras, Stallone abandona con su nuevo filme el género cómico -que no le ha reportado ningún éxito, ni económico ni artístico- y vuelve a la acción dura. "Mi personaje de los noventa es el héroe cotidiano, quiero acercarme a temas reales", explicó el actor ¡talo-americano."Mis películas deben tener un mensaje social", explicó ayer Schwarzenegger, que se presentó ante la prensa con una camisa hawaiana con dibujos de levantadores de pesas, que contrastaba con unos elegantes zapatos de piel de cocodrilo, y con una gruesa capa de maquillaje en la cara. Stallone se presentó con una camiseta oscura y unos vaqueros, con un aspecto más descuidado que su colega. Schwarzenegger, que ha sido durante el mandato de George Bush presidente del Consejo Presidencial en Bienestar físico y Deportes, no fue crítico con los primeros cuatro meses de mandato del nuevo presidente de Estados Unidos, Bill Clinton. Stallone, sí. "Yo no he votado a Clinton pero me parece absurdo que la prensa sea tan dura con su mandato cuando sólo lleva cuatro meses en el poder. Es imposible hacer algo en tan poco tiempo", explicó el austriaco, que no quiso opinar so bre el reciente bombardeo a Bagdad por cazas estadounidenses. Sin embargo Stallone dijo: "Me parece ridículo que un presidente bombardee Bagdad para conseguir que su popularidad suba de una forma rápida. Estados Unidos no es un país, es un negocio, por ello es necesario elegir a un presidente que entienda de números. Casi hubiera preferido a Ross Perot, un negociante"-
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