_
_
_
_
MADERA DE LEY

"Muchas veces he tenido tentaciones locas"

Francisco Peregil

María, sólo María. Y si le pones otro nombre, no sé lo que hago. Así se lo dijo a su mujer hace un par de años Juan Zurera Moltó, el comisario del distrito Centro, -el de las calles de la Ballesta, Montera, Gran Vía; el que se las entiende con los trileros más avezados y atiende a las prostitutas más degeneradas y golpeadas, cuando se casó con ella hace tres años y él estrenaba los 42. Pudo entrar en la Iglesia con otra mujer a la edad en que todo el mundo lo hace, pero la vida le trenzó la misma faena que al detener a aquellos terroristas catalanes.Tres meses pasé junto a sus compañeros de la Brigada de Información persiguiendo cada levantamiento de ceja asesina, cada mano que se llevaban a la axila en un descuido, sus contraseñas, desayunos y comidas, las bufandas y los explosivos que manejaban, cada baldosa que pisaban. Al piso donde vivía la pareja terrorista conducía una escalera modesta. Acordaron el día B y la hora H en que los detendrían, y decidieron descansar un día antes para no alertarles.

Cuando ascendieron por allí en busca de pistolas, bombas y morteros, manos arriba, que no se mueva ni dios, la bota en la puerta, el hombro en la pared, encontraron a un hombre y una mujer encamados. Al reparar Zurera en todas las cajas de regalo apiladas y la sumisión con que se ponían de cara a la pared los otros, le susurró a un companero:

- Luis, me da, que éstos no son.

- Calla, coño. ¿Cómo no van a ser?

Al cuarto de hora se percataron de que, efectivamente, eran unos recién casados, tan nerviositos que apenas podían hablar; alquilaron el apartamento el día anterior. Los terroristas se habían mudado a otra casa del barrio.

Pues una confusión parecida le ocurrió a Juan Zurera. Se enamoró joven, quiso casarse, se retiró a tiempo, y tardó mucho en sanar la cicatriz. "Tuve tentaciones locas, de dejarlo todo y marcharme a algún sitio un tiempo". Pero la dulzura burguesa del casamiento apagó los brotes románticos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

A partir de entonces pudo despertarse tranquilamente a las siete de la mañana para medir en largo las piscinas de Barcelona y saborear las noches de novelas históricas, Juan Madrid, la Biblia si se tercia, y lo que le echen.

Cuando llegó a Madrid y quiso hacer lo mismo que en Cataluña se estrelló. En la piscina del barrio casi se ríen de él a las siete de la mañana. "Hombre, pero si aquí empieza a venir la gente a las once de la mañana...".

Se dio cuenta de que en Centro, además de escasear los madrugadores, hay casi 1.000 bares y mucho anciano, se percató de que el chulo de muchas prostitutas se llama droga. Demasiado trabajo.

Volvió a la comisaría, y aquel año hubo más de 5.000 detenciones, 25 o 30 por día, cuando en otros barrios hay ocho o nueve.

Al final se adaptó, y espera que, como cuando sorprendieron al matrimonio, las cosas marchen mejor. Porque después detuvieron a los terroristas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_