"Dejo 'The Economist' para imprimir libras"
El cambio de guardia se produjo formalmente ayer. Rupert Pennant-Rea, de 45 años, director de The Economist desde 1986, abandonó las riendas de la prestigiosa biblia económico-financiera para tomar posesión como subgobernador del Banco de Inglaterra. Justo antes, en la localidad italiana de San Miniato, Pennant-Rea ha discutido de recuperación, impuestos e intereses con el ministro del Tesoro, Piero Barucci, y con el economista clintoniano Paul Krugman.
Pregunta. Director o, mejor dicho, subgobernador, no es la primera vez que un periodista cambia el papel impreso por el papel moneda.
Respuesta. Vale la pena recordar al menos dos responsables de bancos centrales que fueron periodistas: Karl Otto Poehl, que ejerció el periodismo durante largo tiempo, y el actual gobernador del Banco de Suecia, que trabajó como periodista durante mucho más tiempo que yo. Por tanto, existe un modelo y hay algunos precedentes. ¿A qué se debe? Algunas personas son periodistas durante 20 años y siguen siéndolo cuando cumplen 65, otros ejercen el periodismo en fases alternas. Creo que depende del temperamento de cada persona: si uno siente curiosidad, como ocurre con muchos periodistas, puede verse atraído por nuevos retos. Y esto es lo que me ha pasado a mí. Dejo The Economist para imprimir libras.
P. En los últimos tiempos, la borrasca de Tangentopolis ha afectado incluso a la prensa económica italiana. Se habla de normas, de códigos éticos. ¿Qué reglas impuso usted en The Economist?
R. Es difícil establecer reglas objetivas. En cada publicación existen normas referentes a los periodistas y sus transacciones financieras. Casi todos los diarios cuentan con su propio código de conducta, que establece si puedes poseer acciones y cómo debes declarar tus intereses. En cuanto a la política, creo que el tema es competencia del director. Cada director puede controlar si en su Redacción hay alguien que se acerca excesivamente a un político sobre el que escribe. En mi caso han sido frecuentes las ocasiones en que he tenido que decirle a uno de mis redactores, demasiado cercano a un partido: "Lo siento, pero no puedes seguir siendo miembro de la Redacción". ¿Otro caso? Uno de mis colegas, que se presentó como candidato al Parlamento, tuvo que dejar la revista.
P. ¿Cual es la fórmula del éxito de The Economist?
R. La internacionalización es muy importante. La vida diaria está cada vez más internacionalizada, el mundo de los negocios y de la política, así como todos nosotros comenzamos a pensar de forma global. En segundo lugar, creo que siempre hemos comprendido que la gente dispone de muy poco tiempo. Desea leer artículos repletos de datos, claros y que no exijan un esfuerzo de comprensión.
P. La crisis amenaza a la prensa económica. ¿Qué futuro le augura a este sector?
R. The Economist goza de un gran éxito comercial que, hoy por hoy, sigue siendo el reflejo de un éxito editorial. Al igual que The Wall Street Journal y Financial Times, está demostrando ser un gran negocio. Creo que el éxito de un diario económico depende de su peso editorial y no del cielo económico.
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