_
_
_
_

Cuatro familias viven desde hace un mes en una habitación de la Junta de Usera

Bajo su techo se celebran plenos. Cuatro familias duermen desde hace un mes en una sala de reuniones de la Junta Municipal de Usera. Son ocho adultos y siete niños. Las fuertes lluvias de mayo hundieron el techo de sus casuchas, en Las Carolinas. Varios hostales no les admitieron por los críos o por ser gitanos y en el poblado calé de Torregrosa no les dejaron ocupar un prefabricado vacío. Hartos, se instalaron en la junta.

Los conserjes de esta sede oficial se han acostumbrado a su presencia. Tienen órdenes expresas del concejal de Usera, Miguel Ángel Araujo, para dejarles pasar a cualquier hora. Que 15 personas, niños y adultos, estén durmiendo en un mismo recinto no parece ni cómodo ni adecuado. Pero por ahora los poderes públicos no ofrecen otra solución.Tres familias son gitanas y una paya, con una niña inválida. Todos" menores de 30 años, vivían en unas cochambrosas casas, sin ducha ni retrete, en la calle Pirita, junto a la barriada de San Fermín. Sólo una de ellas pagaba alquiler; el resto habían ocupado estas casetas vacías hace dos años. Dos se dedican a la venta ambulante, en otra el marido es barrendero durante los fines de semana y en la cuarta la esposa trabaja de asistenta.

El aguacero del 25 de mayo provocó la caída del tejado de sus chamizos. Los bomberos les desalojaron con urgencia, sin que apenas le diesen tiempo de recoger sus pertenecias.

La Junta les subvencionó un hostal, como es habitual en estos casos de emergencia. Y ahí empezó el problema. En unas pensiones no querían acogerles porque tienen niños, algunos de ellos en edad de llorar por las noches. En otros aseguraban que no había plazas. Si bien ellos sospechan que era una excusa y que molestan porque son pobres y la mayoría de ellos gitanos.

Araujo les ofreció un sanki (prefabricado) vacío en el poblado gitano de Torregrosa. Pero allí no fueron bien recibidos. Los antiguos inquilinos del citado casetón murieron hace un año en un accidente de tráfico y sus parientes se niegan a que otro vuelva a habitarlo. Tuvieron que salir casi por patas.

Apoyo desde la calle

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Hartos de vagar de un lado a otro decidieron aposentarse en la Junta. Pasaron el fin de semana en el edificio mientras sus familiares les apoyaban desde la calle.El concejal les dio un permiso para permanecer en una sala de la planta baja hasta encontrar una salida a su problema.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_