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LA NUEVA LEGISLATURA

Aznar exige que cambie la forma de gobernar

El Partido Popular observa como se cunplen sus previsiones sobre la incapacidad del PSOE para conseguir apoyos estables

El Partido Popular espera que Felipe González haya "entendido el mensaje", como dijo la noche del 6 de junio. Y no sólo el de sus propios votantes. Ese mensaje más amplio es, según los populares, que ya no se puede gobernar sin la oposición, y menos contra ella, cuando acaba de cosechar más de ocho millones de votos. Tal es el significado de las insistentes afirmaciones en los últimos días de José María Aznar, según el cual su grupo de 141 diputados es "más importante para la estabilidad" que cualquier otro de la oposición.La idea se va reforzando en la cúpula del PP a medida que se confirman sus previsiones sobre la incapacidad de los socialistas para conseguir compromisos firmes estables de otros grupos menores. "González tendrá que gobernar como UCD, pero en situación de mayor debilidad", aseguran los dirigentes. Aznar ya calculaba desde el otoño pasado que si el partido ganador de las elecciones quedaba a cierta distancia de la mayoría absoluta, los nacionalistas permanecerían fuera del Ejecutivo esperando recoger beneficios de cada apoyo que prestasen.

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Ahora, tras la negativa de Jordi Pujol a suscribir acuerdos de coalición o pactos de legislatura, los populares afinan más y prevén, como máximo, un acuerdo de CiU para apoyar la investidura de González, si Pujol obtiene un compromiso definitivo sobre la cesión del 15% del IRPF, que llevaría aparejado otro pacto sobre la composición de los órganos de gobierno del Congreso y el Senado. A partir de ahí, el Ejecutivo tendría que buscar apoyos a derecha o izquierda para cada proyecto legislativo y cada presupuesto.

"Los problemas siguen siendo los mismos que antes de las elecciones", señalaba el martes Aznar a la junta directiva de su partido, reunida por primera vez desde el 6-J. Según el presidente del PP, subsiste la triple crisis, económica, moral e institucional, que no se cansó de denunciar en los mítines por toda España. Son propuestas de solución lo que hay que esperar del Gobierno, aunque Aznar y los suyos no renuncien a presentar las suyas.

Lo primero que espera el Partido Popular son síntomas de un cambio de estilo en el ejercicio del poder. Ésa será la prueba del nueve para los compromisos regeneradores de González. El PP quiere promover medidas que garanticen la comparecencia rápida de los ministros ante el Parlamento, luz verde para la formación de comisiones de investigación a solicitud de tres grupos y vuelta al sistema mixto de elección del Consejo General del Poder Judicial de tiempos de UCD: la mitad de los consejeros, designados por el Parlamento, y la otra mitad, por las asociaciones profesionales.

Estas propuestas, según el vicesecretario general del área institucional, Mariano Rajoy, devolverían agilidad y equilibrio al juego de las instituciones y "son compartidas por otros grupos, por lo que no debería haber mayor problema para que las acepte el PSOE; ya no hay mayorías absolutas, y es una perfecta oportunidad para llegar a acuerdos entre todos". Otro cambio que Rajoy considera imprescindible es el del fiscal general del Estado, Eligio Hernández. "Si alguien se merece una bofetada, verbal por

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Aznar exige que cambie la forma de gobernar

supuesto, es el fiscal general", afirma.La lista continúa con un cambio en la composición del Consejo de Administración de Radiotelevisión Española, para que sus miembros no vuelvan a ser designados por los partidos políticos, "sino por asociaciones culturales, cívicas y otras". Habrá que ver también qué pasa con los directivos de la televisión pública, sobre cuyo papel en la campaña Aznar sigue manifestando preocupación siempre que puede.El Defensor del Pueblo debería, ser una personalidad "alejada de planteamientos partidistas", lo mismo que los vocales del Tribunal de Cuentas. Pero "si el Gobierno quiere que la televisión siga funcionando como ahora y el fiscal general igual, a eso no vamos a jugar", advierte Rajoy.

Mientras tanto, tras la agitación de una campaña electoral mucho más dinámica que las anteriores, la calma se ha instalado entre los populares, dedicados a recoger solicitudes de afiliación (600 en los días siguientes a las elecciones sólo en Valencia), reflexionar sobre análisis exhaustivos y pormenorizados de los resultados y preparar una reorganización a fondo que se producirá en 67 congresos, 50 provinciales y 17 regionales, a celebrar antes de fin de año.

Aznar anunció el martes ante la junta directiva "la segunda etapa de la renovación". La idea más autocrítica que han dejado en Génova, 13, las urnas es que la renovación no pudo ser culminada a tiempo en todos los escalones de la organización. Por debajo de las capitales de provincia, subsisten restos importantes de la vieja Alianza Popular, y el mensaje centrista de Aznar o no ha cuajado o se considera un mero pretexto coyuntural.

Los congresos provinciales y regionales, además de desalojar a los presidentes que han conseguido un escaño en el Congreso, servirán para introducir una nueva generación de responsables más próximos a la "generación Aznar". Se buscan profesionales jóvenes y eficaces que sepan "ganar elecciones y no congresos", un viejo criterio impuesto por el secretario general, Francisco Álvarez Cascas.

"No interesa el cacique que sabe controlar una organización cerrada, sino el dirigente que sabe abrirse a la sociedad, conocer sus problemas, ejercer liderazgo social y, como consecuencia de todo eso, ganar elecciones", explican en el entorno de la dirección nacional. Ese cambio pendiente en los niveles inferiores es la razón, cree el PP, de las dificultades para hacer llegar con éxito su propuesta a las ciudades pequeñas, a las zonas rurales, y en parte, a Andalucía.

"Mirando hacia atrás, hacia los tres últimos años, si algo necesitábamos y se nos negaba, era tiempo. Ahora vamos a tener no mucho tiempo, pero sí el suficiente", ha explicado Aznar a la junta directiva, al tiempo que exigía para la segunda etapa de la renovación criterios de mantenimiento de la estabilidad y de equilibrio interno.

El líder de los populares ha advertido también que "no contarán" con su "compresión" quienes no respeten estos criterios o intenten cualquier pirueta desestabilizadora. El partido no está para bromas en los próximos meses. Cuenta con ganar las elecciones autonómicas gallegas pero luego le esperan, en la próxima primavera, unas autonómicas andaluzas y unas europeas en terrenos en los que el PSOE juega en campo propio.

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