La calidad le pudo a la presión
El resulta respondió al pronóstico. Ganó el equipo que Por tradición y calidad partía como favorito mientras el aspirante corroboraba su condición de grupo difícil de doblegar por su densidad, capacidad de trabajo y aplicación a un método plausible.La calidad del Madrid tuvo rostro Fue el de Butragueño El Buitre marcó el primer gol -supo buscar las espaldas de los zagueros tras un cambio de orientación de Villarroya- y sirvió el segundo con un pase propio de un mago. Dos acciones que justifican cualquier posible anonimato durante e resto del choque. Participó en las dos acciones que decidieron la final. Resultó el facto desequilibrante. Jugó, eso sí con una cierta ventaja. Nunca se supo quién tenía que cuida de su vuelo. Quizá jugara demasiado libre.
Fue una concesión (o quizá una virtud de Butragueño) extraña en un equipo cuajado como el Zaragoza. La presión que ejerció el cuadro de Víctor Fernández, con Moisés como punta de lanza y los cuatro centrocampistas en la línea de medios, fue tan generosa como sincronizada. La agresividad de García Sanjuán fue el pilar donde los medios aragoneses edificaron su afixia sobre un Madrid que no encontraba un hueco por donde respirar
El colectivo de Floro no encontró nunca una salida buena al balón desde atrás. No se trata de una presión presidida por el achique de espacios adelantamiento de la defensa sino por la disposición y actitud de los centrocampistas y el apoyo de uno de los dos delanteros.
El trabajo del Zaragoza en la medular le dio muchas alternativas a la contienda permitió al equipo de Fernández forzar las suficientes oportunidades de gol como para n quedarse a cero. El marcado fue quizá injusto con el Zaragoza sin que ello signifique que mereciera la victoria. pecado del aspirante, como tal, fue no saber aprovecha precisamente sus ocasiones oacciones puntuales. Esa es la diferencia entre el campeón el subcampeón.
El Zaragoza pareció, más, más entero y fue más rápido que el Madrid. La agresividad y la garra estuvo bando de los perdedores. Madrid, mientras, acusó seguramente el esfuerzo físico psíquico del final de Liga Mostró, eso sí, detalles precífistas en acciones determinadas. El juego que desplegó p las bandas también fue superior al del Zaragoza.
Especial mención merece en este sentido, el trabajo de plegado por el carril izquierdo por Villarroya y Lasa, que originaron los principales conflictos en la zaga del Zaragoza. Y loable fue también sentido de solidaridad de Alfonso, tanto en el aspecto defensivo como ofensivo. Todos, sin embargo, quedaron en un segundo plano ante sagacidad del Buitre.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.