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El riesgo de posar desnuda en 1940

Un tribunal da la condición de funcionaria a una anciana que ejerció como modelo 28 años

Ejercer la profesión de modelo en la España de los años cuarenta era el camino más corto para perder lo que se entendía entonces por buena reputación. Pese a todo, a Josefa Melendres Pons le fascinaba ser la musa de los artistas. ¿No le da vergüenza posar desnuda?, le preguntaban. "No, porque como soy corta de vista cuando subo a la tarima es como si estuviera sola. No veo a nadie", respondía tajante.Josefa Melendres, a sus 80 años, conserva intacto un sentido del humor afilado contra el que no han podido ni los últimos nueve anos que ha pasado pleiteando para lograr que le fuera reconocida su condición de funcionaria como la modelo oficial de la Escuela de Bellas Artes de Barcelona que fue durante 28 años.

Finalmente, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña le ha dado la razón en una sentencia dictada en diciembre de 1992, pero que el Ministerio de Educación y Ciencia no ha hecho aún efectiva. Melendres y su segundo marido, un guardia civil que sirvió a la República, temen que debido a su avanzada edad, puedan cobrar cuando ya sea demasiado tarde.

En los ambientes artísticos de la época la bautizaron como la modelo del clero, entre otras razones, porque su bello rostro inspiró las imágenes de vírgenes que aún hoy se veneran en la catedral de Barcelona, como Nuestra Señora de la Luz, y en numerosos altares catalanes. "Me traen muchos cirios cada día", ironiza Melendres, quien recuerda que hasta el papa Juan XXIII tenía en sus aposentos privados una talla diminuta en la que estaban esculpidas sus formas representando a una Virgen joven.

Su voz clara y potente pone de relieve el fuerte temperamento de una octogenaria coqueta y vital que no perdona a los jóvenes sus modales. Con frases lapidarias -"La última guerra acabó con los hombres que había", dice-, Josefa consigue que hasta los estudiantes más remolones le cedan el asiento en el tren. Está esperando la celebración de un juicio por la denuncia que interpuso recientemente contra una chica a la que pidió que bajara los pies de un asiento del tren. La joven respondió: "Vaya viejos fascistas".

A la veterana modelo no le parece nada raro que en una época llena de prejuicios morales, ella, que procede de una familia monárquica que se enorgullece de haber dado a la Iglesia un canónigo, un obispo y religiosas, no tuviera inconveniente en posar como Dios la trajo al mundo en las aulas de Bellas Artes y de Artes y Oficios, que se casara de segundas nupcias con un republicano y además tuviera entre sus amistades a Pilar Primo de Rivera.

Lució por las pasarelas vestidos y joyas valoradas en 30 millones de pesetas, conoció a Pablo Picasso en un viaje a Francia, aunque no como modelo. Nunca se perdonará a sí misma el haberle rechazado un dibujo que le quiso regalar el pintor malagueño porque "me pareció de mala educación tomarle la palabra a aquel hombrecito que vestía un modestísimo calzón corto".

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