'The Lancet' advierte sobre la toxicidad de las algas verdiazules de ríos y pantanos
La existencia de una fina película de algas en las aguas de baño de ríos y pantanos o destinadas al consumo humano puede entrañar cierto riesgo para la salud, especialmente si se trata de algas verdiazuladas o cianofíceas, como se publica en el número del 11 de junio de la revista científica The Lancet. Se trata de un trabajo del Consejo de Investigación Médica (MRC, siglas en inglés), del Reino Unido, en el que se hace hincapié en la necesidad de controlar esta vegetación. Los análisis efectuados en España indican la ausencia de toxicidad en las especies encontradas.Un proyecto pionero, del que proximamente se elaborará un protocolo para el análisis de este tipo de algas, se lleva a cabo desde 1984 por el Centro Regional de Salud de, la Comunidad de Castilla-La Mancha, en Talavera de la Reina, con el patrocinio del Ministerio de Sanidad. "Empezamos observando que la floración de algas en determinados embalses estaba dando lugar a alteraciones en el olor, sabor y calidad de las aguas. Hicimos unos muestreos en la zona del Tajo y comprobamos que estas modificaciones estaban asociadas a algas verdiazuladas o cianofíceas", explica Carmen Riolobos, investigadora del centro.
Tres de las especies encontradas en España: La anabaena, microcystis y oscillatoria, estaban implicadas en algunos episodios tóxicos estudiados en otros países y que ahora describe The Lancet. El peligro se deriva de las diversas toxinas que estos organismos producen, entre las más letales de las sustancias conocidas. La enfermedad animal y humana surge al entrar en contacto con un agua que contenga las algas. En el hombre, son comunes reacciones cutáneas como conjuntivitis y dermatitis y síntomas similares a los de la fiebre del heno, y ha habido incontables casos de graves gastroenteritis y neumonía en el Reino Unido, Australia y Estados Unidos.
Las especies recogidas en España no presentaban signos de toxicidad aunque si modificaban el olor y el sabor del agua, según Riolobos. De 33 embalses analizados, en las cuencas del Guadalquivir, Guadiana, Jucar, Segura y Tajo, en ocho se detectaron las especies, y en dos con un crecimiento importante.
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