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Entrevista:

"Las primeras elecciones sin Artapalo"

"Dos partidos socialistas en Euskadi era una monstruosidad"

Cofundador de Euskadiko Ezkerra, Onaindía, de 45 años, elegido senador por Guipúzcoa, plantea el autonomismo como un punto de encuentro de todos los vascos y propone a los nacionalistas que intervengan de manera más activa y comprometida en la política del Estado. Defiende el acuerdo con los nacionalismos históricos para adecuar el Senado al Estado de las autonomías reformando la Constitución en lo que fuera preciso. Cree que la culminación del proceso autonómico vasco en esta legislatura traerá consigo el, fin de la violencia política en Euskadi y, en esta línea, destaca que los comicios del pasado 6 de junio han sido las únicas elecciones en las que no se ha presentado Artapalo, refiriéndose al comando etarra desarticulado en Bidart (Francia) el 29 de marzo de 1992.Pregunta. La confluencia entre el PSE-PSOE y EE ha obtenido un evidente respaldo electoral, pero ¿no cree que el éxito responde a las excepcionales circunstancias de bipolarización en que se planteaba este primer envite, que la auténtica reválida de la convergencia son las elecciones autonómicas del próximo año?

Respuesta. No es cuestión de reválidas. La convergencia está por encima de los resultados electorales porque es algo necesario para la normalización y el autogobierno de Euskadi. Desde esta perspectiva, y mucho más desde el 6 de junio, tenemos que pensar que la existencia de dos partidos socialistas, uno supuestamente de "la gente de aquí", y otro supuestamente de "los que no son de aquí", era sencillamente una monstruosidad, era potenciar permanentemente el mantenimiento de las dos comunidades.

P. ¿El PSE-EE se justifica a sí mismo en la necesidad de vertebrar socialmente al País Vasco?

R. Los partidos no deben ir a remolque de la sociedad, sino, justamente, actuar de avanzadilla de los cambios necesarios. Difícilmente podrán coexistir en la sociedad culturas, lenguas, gentes y sensibilidades distintas si esa convivencia, enriquecida, no se da dentro de un partido político. La convergencia es la adaptación de la izquierda y de los socialistas a la realidad autonómica. Espero que no seamos los últimos; confío en que, llegado el momento, también la democracia cristiana, con el PNV y el PP, lleguen a hacer algo parecido, aunque, claro está, sus obstáculos son mayores.

P. ¿Hasta qué punto es previsible un reajuste de resultados en las elecciones autonómicas del próximo año?

R. Al ser la primera vez, el votante de EE ha tenido más dudas en esta ocasión que las que tendrá, previsiblemente, en las próximas elecciones. Para el electorado de EE, nuestro proyecto es mucho más comprensible en unas autonómicas que en unas generales. El gran reto ahora es convencer a nuestro electorado de que para nuestra autonomía y nuestro Estado de bienestar tan importante es estar en La Moncloa como estar en Ajuria Enea.

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P. ¿Euskadiko Ezkerra murió de inanición electoral?

R. En primer lugar, Euskadiko Ezkerra no ha muerto. EE entró en crisis hace tres años, coincidiendo con el estancamiento de la situación política en Euskadi. En un momento de auge de los nacionalismos y los autodeterminismos, unos creyeron que la salida era dejar de ser socialistas y aliarse con el nacionalismo progresista de EA, y otros pensamos que había llegado el momento de dar un salto cualitativo para romper ese círculo vicioso en el que la unidad de la izquierda quedaba pospuesta a la normalización y a la culminación del proceso autonómico.

P. ¿Cree que a partir de ahora la oposición nacionalismo-no nacionalismo va a ser sustituida por la confrontación izquierda-derecha en Euskadi?

R. Hay una tendencia, acentuada enormemente en estas elecciones, pero no hemos llegado a una situación de normalidad, como lo prueba la existencia de un Gobierno de coalición entre nacionalistas y socialistas. De todas formas, sí, es tamos mucho más cerca de esa Euskadi en la que la cultura autonomista sea compartida y defendida con idéntico rigor por todos los partidos, dentro de una clara oposición entre la derecha y la izquierda. O sea, justamente lo contra rio de lo que hacen las formaciones nacionalistas, que buscan definirse por sus posiciones autonomistas, autodeterministas o independentistas y agrupar tan to a la derecha como a la izquierda. Esa vía no conduce a la normalización.

P. ¿Cree que Euskadi se parece más a España tras estas elecciones?

R. Han sido las primeras elecciones en las que no se ha presentado Artapalo, las primeras en las que ETA no ha conseguido imponer su tradicional estrategia de campaña de atentados y grandes movilizaciones de HB, a la búsqueda de algún hecho que le permitiera aparecer como víctima y crear la impresión de polarización con Madrid. Por eso ha aflorado de una manera más clara la derecha y la izquierda. Pero lo que a mí me interesa subrayar es que el resultado de estas elecciones no significa un descenso de la voluntad autonómica de los vascos, sino todo lo contrario.

P. ¿La victoria socialista no aleja la colaboración con el PNV?

R. El hecho de que el PSOE no tenga la mayoría absoluta en Madrid posibilita la implicación del PNV en el Gobierno o en el Parlamento y facilita también la culminación del proceso autonómico, que yo creo que puede estar ligado al final de la violencia porque es el último gran acontecimiento político vasco al que podrían agarrarse.

P. ¿Está usted a favor de un Gobierno de coalición con los nacionalismos históricos, al margen de la aritmética?

R. Ya sea en un Gobierno de coalición o en un pacto de legislatura, soy partidario de un acuerdo con los nacionalistas porque su colaboración es necesaria para la culminación del proceso autonómico y la adaptación del Senado a la realidad del Estado de las autonomías, incluso cambiando la Constitución. La aritmética de los votos nos obliga a pactar, pero al margen de que haya que hacer de la necesidad virtud, ese consenso es necesario, hay que llegar a un pacto autonómico con los nacionalismos históricos.

P. ¿Por qué el nacionalismo vasco ha minusvalorado el efecto doméstico de la bipolarización en estas elecciones generales?

R. El nacionalismo vasco se tiene que dar cuenta de que el proceso de construcción nacional en Euskadi no pasa por que todo el mundo se haga nacionalista. Eso lo tiene asumido el PNV, que en su programa electoral ya habla de la pluralidad cultural de Euskadi, pero los otros nacionalismos son más reticentes v si2uen con la idea de que se puede sustituir al PSE o al PP con golpes de mano. La síntesis necesaria, la autonomía, implica que los nacionalistas se impliquen mucho más en la política del Estado y que, a su vez, las fuerzas centralistas, incluso, asuman mucho más el hecho autonómico, el proceso de construcción nacional vasco. Es lo que ha hecho una fuerza independiente, no independentista, como EE, y un partido centralista en sus orígenes, como el PSE.

P. ¿Cree que el autodeterminismo y el independentismo nacionalistas han llegado a un punto de inflexión?

R. Sí, pero sólo el autodeterminismo y el independentismo. Lo que ha tocado techo han sido las posturas nacionalistas antiautonomistas que tenían su caldo de cultivo en la estrategia de ETA. Por el contrario, las reivindicaciones nacionalistas del autogobierno y la defensa de la cultura vasca están siendo asumidas prácticamente por el 100% de la población.

P. ¿Cree que el PSE-EE se ha acreditado en estas elecciones como alternativa al PNV en las instituciones vascas?

R. Se ha dado un paso muy importante. El final del proceso de normalización, del fin dialogado de ETA, conduce a la decantación en derechas o izquierdas. Para nosotros, la vía para llegar ahí es el consenso con el PNV, consenso que en esta legislatura debe permitir cambiar la Constitución, reformar el Senado y agotar el traspaso de competencias. En esta campaña se ha visto que había un consenso entre las fuerzas del Gobierno vasco, entre el PSE y el PNV para la defensa de la pluralidad frente al exclusivismo defendido por EA-EUE y HB. En Euskadi, la principal polarización ha sido ésa.

P. ¿Cómo interpreta la existencia de ese sector de la población que se abstiene y que cuando participa lo hace en clave no nacionalista?

R. El proceso autonómico fue monopolizado en una primera época por el PNV, y, por desgracia, hay gente en Euskadi que no se identifica con la autonomía ni la siente como propia. Los partidos tenemos que hacer ver a la gente que la autonomía tiene mucho que ver con su vida cotidiana, que no es una cosa muy abstracta.

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