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GUERRA DE LOS BALCANES

Los serbios dicen que armarán a los croatas huidos de Travnik para que vuelvan a luchar contra los musulmanes

El general Momir Talic, comandante del Ejército. serbo-bosnio en Banja Luka, está orgulloso: sus soldados han colaborado en la evacuación de más de 3.000 refugiados croatas, huidos el lunes pasado, ante la agresión musulmana a Travnik. Los 883 hombres croatas que están detenidos en el campo de concentración de Manjaca y que se han rendido al Ejército serbio tras escapar de Travnik serán liberados, y sus armas les serán - devueltas, para que regresen a Bosnia central y luchen de nuevo contra los musulmanes.Los comandantes serbios y croatas discutieron ayer los detalles del intercambio de presos de Manjaca por los civiles y los soldados serbios procedentes de Livno y Duvno, en Herzegovina occidental.

Talic rechaza cualquier insinuación sobre la posibilidad de que el Ejército serbio en Bosnia y el Consejo de Defensa Croata (HVO) estén coordinando una estrategia común para aniquilar a los musulmanes en Travnik y otras zonas de Bosnia central. Asegura, sin embargo: "Los croatas han salvado a muchas familias serbias en Travnik". El general revela que ninguno de los hombres detenidos -de los cuales 600 son soldados y el resto civiles-, apartados de sus familias, una vez alcanzado el monte Vlasic, al norte de Travnik, han participado en la guerra contra los serbios.

"Los croatas han escogido mal a sus aliados", precisa Talic, "no sabían de qué lado les llegaba el peligro". El general Talic y los comandantes serbios en Banja Luka muestran su comprensión por los soldados croatas, sus enemigos de ayer, desde que comenzaron a luchar en contra de los musulmanes. Así se sienten absueltos de sus prácticas de guerra: la destrucción masiva y la limpieza étnica.

A 30 kilómetros de Banja Luka, sobre las laderas del monte Manjaca, los soldados y los civiles croatas aguardan su destino. Maniaca, granja de animales, sobre todo ovejas, antes de la guerra, fue estrenada como campo de concentración en otoño de 1991, tras los combates serbocroatas por el control de Kostajnica. Por ahí pasaron miles de presos croatas, y luego musulmanes, hasta el cierre del campo, en diciembre del año pasado. Se ignora cuántos presos fueron torturados allí y jamás salieron del campo.

Rodeado de una doble fila de alambradas, con las minas sembradas en el medio, Manjaca no revela en absoluto el ambiente de un lugar de tortura.

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