El PP ofrece un pacto a los demás grupos para controlar las presidencias de las cámaras

VICTORINO RUIZ DE AZÚA El Partido Popular intentará conseguir en el Congreso y el Senado mayorías de oposición suficientes para controlar las mesas de ambas Cámaras y descabalgar al PSOE de las respéctivas presidencias. Así lo anunció ayer su secretario general, Francisco Álvarez , Cascos, mientras la ejecutiva celebraba en Madrid su primera reunión para analizar los resultados electorales. La mayoría de oposición para el control de las presidencias y las mesas serviría para "terminar con la hegemonía del Ejecutivo sobre el Legislativo", según el secetario general, y no requeriría ningún acuerdo previo ni posterior entre grupos tan heterogéneos como los populares, CiU e Izjuierda Unida, que reunirían los 176 escaños de la mayoría absoluta.

Recogiendo el guante que por la mañana Jordi Pujol había lanzado al rostro del partido socialista, los populares señalaron ayer que se abre una nueva etapa de oposición caracterizada por la presentación de iniciativas, la búsqueda de acuerdos y el diálogo, "pero no para hacer más de lo mismó". Un acuerdo inicial serviría, según Álvarez Cascos, para poner fin al control del Parlamento desde el Gobierno. Para el PP, el periodo de conversaciones está abierto hasta el próximo día 29, fecha de la constitución del Congreso de los Diputados.Sería bueno, agregó Álvarez Cascos, que la fase de "fórtalecimiento de la institución parlamentaria" comenzara "con un acuerdo entre los grupos que pudiera garantizar su independencia y que tuviera reflejo en las mesas de las Cárnaras". El secretario general precisó que designar a los presidentes del Congreso y el Senado mediante un pacto de este tipo "es posible y deseable", porque no implica más coincidencias anteriores ni posteriores, pero advirtió que puede no salir adelante porque "somos más de un grupo los que tenemos que ponernos de acuerdo".

La ejecutiva se desarrolló sin una sola crítica ni a la campaña electoral ni a los resultados. Los populares entienden, pese a la insatisfacción por el nuevo triunfo socialista, que han quemado etapas en la estrategia de acceso al poder que se trazaron en el congreso de Sevilla de 1990. Lo que estaba calculado en la ponencia política para seis o siete años -convertirse en verdadera alternativa al Gobierno socialista- se ha conseguido en tres gracias a un aumento de votos %rrepetible", según la valoración que hacen los populares de los resultados del 6-J.

Sin reproches

No hay, por tanto, "autocrítica de reproches o de errores" sino "la autocrítica derivada de la insatisfacción" de no haber logrado la victoria, y la constatación de que el voto urbano, joven y más representativo de los sectores activos se ha decantado por Aznar, mientras el PSOE retrocede pero resiste gracias a la mayor fidelidad del voto rural y de los casi seis millones de pensionistas y jubilados.

Para probarlo, los populares destacan su victoria en 39 capitales de provincia, mientras los socialistas sólo han ganado en 8. Por provincias, Aznar únicamente ha ganado en 24.

La nueva fase del PP conlleva, según explicó Aznar en su informe a la ejecutiva, un cambio de óptica. Se cierra una etapa caracterizada por la labor de oposición y se abre otra en la que debe predominar el trabajo político constructivo y el intento de llegar a acuerdos para fortalecer el carácter de alternativa. "Ahora debemos demostrar que somos capaces de gobernar y que podemos hacerlo".