Caras largas entre los dirigentes de IU
Caras largas entre los dirigentes de Izquierda Unida, reunidos anoche en un hotel de Madrid. Los 18 escaños (17 en 1989) que a medianoche les otorgaba el recuento provisional estaban muy lejos de sus expectativas. La ejecutiva federal atribuye estos resultados al bipartidismo, la ley electoral y el aumento de la participación. Hasta las 23.45 de ayer, y tras varios aplazamientos, no compareció ante la prensa el coordinador electoral, Félix Martínez de la Cruz, para hacer una valoración de los resultados y sin admitir apenas preguntas, alegando que la presidencia federal lo analizará mañana.
Oficialistas y renovadores hicieron bueno aquel dicho de que no es lo mismo hablar de media botella llena que de media botella vacía. Mientras los oficialistas de la mayoría destacaban el avance en número de votos y en escaños (uno), los renovadores de Nueva Izquierda admitían sin tapujos que los resultados estaban muy por debajo de las previsiones menos optimistas.La declaración leída por Martínez de la Cruz, en nombre del comité ejecutivo federal, respondía a la media botella llena. Tras destacar el aumento de la participación como un éxito de la democracia y calificar de positivo el fin de las mayorías absolutas, resaltaba que IU había conseguido consolidarse e incluso avanzar con un nuevo escaño.
En votos absolutos, añadía la declaración oficial, IU ha experimentado "un avance considerable" (calculan que puede haber obtenido 2,2 millones de votos, 350.000 más que en 1989), pero el aumento de la participación, la ley electoral y el método d'Hont para repartir escaños ha impedido que ese crecimiento se traduzca en más diputados, según ese análisis.
IU "ha garantizado" que la derecha no llegue al poder, agregaba esa declaración. Izquierda Unida va a jugar "un papel importante" en el nuevo Parlamento, y "la política de derechas" no continuará. La declaración terminaba criticando los errores en el censo que han impedido votar a miles de ciudadanos.
Los dirigentes renovadores presentes en el hotel desde donde IU seguía el recuento -Francisco Palero, Cristina Almeida, Isabel Vilallonga o Franco González, pues ni Pablo Castellanos ni Nicolás Sartorius ni Diego López Garrido hicieron acto de presencia- se manifestaban más críticos. Los resultados no eran buenos, en opinión de Palero, Almeida y González, y no podían atribuirse únicamente al bipartidismo. También respondían a errores propios. Entre estos errores figuraría el mensaje electoral de que no iba a pactarse de ninguna manera con el PSOE. Excepto si éste daba un giro de 180 grados a su política económica, que es lo mismo que decir nunca.
El oficialista Angel Pérez coordinador de Madrid, negó que el conflicto con los renovadores, que provocó que Sartorius, Almeida y Castellanos renunciaran a presentarse a las elecciones, haya influido. "Creemos que ha sido la dinámica bipartidista" la responsable del resultado.
Otro renovador, Francisco Palero, señaló: "Lo obtenido no es un buen resultado para IU, que nos obligará a una reflexión sobre cómo hemos desarrollado la campaña y cómo hemos funcionado, porque estamos por debajo de las expectativas que hasta los menos optimistas se habían planteado".
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