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Tribuna:ELECCIONES 6 JUNIOLOS POPULARES
Tribuna
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El éxito de la derrota

Soledad Gallego-Díaz

La derrota ha proporcionado a José María Aznar un último éxito. Su intervención ante la opinión pública para reconocer el resultado y felicitar al ganador tuvo un sabor genuinamente, centrista y europeo. "Ni revancha ni frustración", había anunciado 48 horas antes de la votación. Y lo mantuvo. Compareció pasada la medianoche con su habitual tranquilidad y transmitió una agradecida imagen de seguridad. Como a lo largo de toda la campana, controló su propia emoción e impuso un orden férreo en sus tropas.El líder conservador supo muy pronto que había perdido. Casi inmediatamente después de cerrar las urnas. Se notó en la cara seria de sus más cercanos colaboradores. Bajaron de su despacho temprano, dieron la cara amablemente ante los periodistas y la opinión pública e intentaron mantener algunas horas la incertidumbre. Pero en ningún momento se mostraron eufóricos. Ni tan siquiera alegres. No engañaron. "Nos pidió que guardáramos la serenidad y eso es lo que hemos intentado todos", confesaba uno de sus colaboradores, bastante más emocionado que su jefe.

"Lo que importa ahora es el día de mañana, la semana que viene, el mes próximo", insistió machaconamente a sus hombres. A lo largo de toda la campaña, Aznar ha mantenido que, aunque perdiera las elecciones, el resultado sería el mejor de la historia del Partido Popular y le dejaría extraordinariamente situado para próximas convocatorias. Pero en la última semana, el mensaje había sido tan aplastantemente victorioso que ocultó cualquier posibilidad de derrota a sus seguidores. ¿Se arrepiente de ello? No. La posibilidad de obtener más escaños que su adversario político estuvo al alcance de la mano. Nadie le quitará de la cabeza que ha funcionado -"todavía"- el voto del miedo. "Está seguro de que la próxima vez el PSOE tendrá mucho más difícil esgrimir esa carta", asegura, confiado, uno de sus colaboradores.

Aznar se sentía ayer especialmente satisfecho de la desaparición del CDS y de la capacidad que ha demostrado el PP para acoger votos centristas. "Mas de 2,7 millones de votos nuevos", reiteró en su comparecencia pública. Votos que no proceden ya de la derecha clásica, sino de la desaparecida UCD. Esa era ayer la medalla que con mayor orgullo se colocaba en la solapa.

"Cuando se nos pase el cansancio y la emoción, tendremos que iniciar una gran campaña de explicación interna. Mostrar a nuestros seguidores y votantes que no hay razones para el desánimo. Lo seguimos teniendo al alcance de la mano, más que nunca", afirmaba un exhausto miembro de la ejecutiva popular. "José María Aznar no ha salido debilitado de esta derrota. Al contrario. Ha conseguido la profesionalización de su partido y abrir un camino que parecía cerrado", aseguraba uno de sus técnicos.

Durante la campaña electoral, los colaboradores de Aznar no querían ni oir hablar de lo ocurrido en 1979, cuando el PSOE creyó, sin razón, que tenía la victoria al alcance de la mano. Ayer, por el contrario, el símil estaba en la boca de todos. "Veremos dentro de tres años...". "El éxito de la derrota es una imagen buena, pero preferiría no tener muchos éxitos iguales", aseguraba el líder conservador.

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