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ELECCIONES 6 JUNIOBALANCE DE UNA CAMPAÑA AGITADA

La gran oportunidad de CiU

Los nacionalistas catalanes han centrado su campaña en transmitir que serán necesarios para gobernar

Convergència i Unió (CiU) ha intentado convencer al electorado catalán de que en Cataluña el bipartidismo entre el PSOE y el PP no es determinante. Y también de que la coalición nacionalista será decisiva a la hora de cerrar posibles pactos poselectorales. El cabeza de lista por Barcelona, Miquel Roca, ha repetido hasta la saciedad la frase "Ahora nos necesitarán", en alusión a que previsiblemente uno de los dos partidos más votados precisará el apoyo de una tercera fuerza para asegurar la gobernabilidad del país. Los lemas de la pre-campaña -La gran oportunitat (La gran oportunidad)- y de la campaña de CiU -Ara, decidirem (Ahora, decidiremos)- encierran el mensaje que ha sido repetido machaconamente.Otro de los objetivos del partido de Jordi Pujol ha sido superar por primera vez desde 1977 al Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) en unas elecciones legislativas. A este fin, el discurso de los principales dirigentes nacionalistas, pero en particular el de Jordi Pujol, se ha dirigido a acusar a los dirigentes socialistas catalanes -y especialmente a Narcís Serra- de anticatalanismo y, en el mejor de los casos, de no haber puesto su supuesta influencia en los gobiernos del PSOE al servicio de los intereses de esta comunidad.

En todas sus intervenciones, Roca ha puesto el principal acento en la cuestión económica, uno de los dos ejes del programa electoral de CiU. El otro eje, el autogobierno de Cataluña, ha sido defendido con más ahínco por el presidente de la Generalitat. Ambos líderes han celebrado actos por separado, excepto en la última semana que se han encontrado en los cuatro mítines finales en las capitales catalanas

Sin contacto directo

Roca ha prescindido del contacto directo con los electores, más allá de los mítines. Ha primado su aparición en los medios de comunicación audiovisuales y no ha buscado el voto puerta a puerta o en los mercados, ni siquiera ha participado en actos al aire libre, al contrario de lo que había sucedido en anteriores comicios. Ello explica que, por ejemplo, se haya prodigado poco durante el día, tiempo que ha dedicado a grabar programas radiofónicos y televisivos, o a participar directamente en ellos, y que los mítines, en cambio, se hayan celebrado por la noche.

Los principales dirigentes de la coalición -Jordi Pujol, Miquel Roca y Josep Antoni Duran Lleida- han invertido una parte significativa de la campaña y de la precampaña en actividades fuera de Cataluña, especialmente en Madrid y en ciudades europeas. Pero no sólo los medios audiovisuales han llevado a Madrid al número uno de las listas de CiU. En esta ciudad, Roca ha mantenido reuniones con representantes de los pequeños y medianos empresarios. Y, al menos en dos ocasiones, se ha entrevistado con comentaristas políticos con el fin de romper la imagen de un nacionalismo cerrado en sí mismo y no preocupado por los problemas generales de España. En el último de los encuentros, el pasado miércoles, estuvo presente también Jordi Pujol.Para demostrar que CiU mantiene unas buenas relaciones internacionales, Roca visitó durante la precampaña en Sintra al primer ministro portugués, Aníbal Cavaco Silva, y en París a la vicepresidenta francesa, Simone Veil, militante del mismo partido que Valèry Giscard d'Estaing, que ha apoyado al líder del PP, José María Aznar. El democristiano Duran Lleida estuvo en Bruselas (Bélgica) la pasada semana en una reunión con líderes democristianos -donde marcó diferencias con el partido de Aznar- y Pujol, en su calidad de presidente de la Asamblea de las Regiones de Europa (ARE), en Estocolmo (Suecia).Miquel Roca ha realizado un promedio de dos mítines por día en la primera semana y de uno en la última, que se han celebrado mayoritariamente en locales cerrados. -cines y teatros- con una capacidad de entre 500 y 1.000 personas. Sólo en las cuatro capitales de las provincias catalanas, la coalición nacionalista ha congregado a sus fieles en recintos más grandes y, por lo tanto, ha superado la cota de 1.000 asistentes, con la excepción del emblemático Palau Sant Jordi de Barcelona, donde se celebró el viernes por la noche el último y más multitudinario mitin.

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