Datos positivos
MIGUEL ÁNGEL FEITO
En los últimos meses se ha venido cuestionando, desde algunos ámbitos políticos y económicos, la capacidad de la economía española para infundir confianza en el extranjero. Los inversores extranjeros, se dice, han perdido confianza en España, en su economía y en su Gobierno.Si efectivamente el inversor extranjero hubiera perdido confianza en la capacidad y solvencia de nuestra economía, ello debería haberse reflejado desde hace tiempo en el comportamiento de empresarios e inversores extranjeros y en el juicio de analistas especializados.
No parece, sin embargo, que esto sea así a pesar de las opiniones negativas expresadas, desde hace tiempo, por cualificados líderes políticos y económicos españoles, como se pone de maniflesto por los siguientes datos:
1. Una prueba de la confianza en un país es el grado en el que los extranjeros están dispuestos a invertir en él; pues bien, durante toda la década de los ochenta las empresas extranjeras invirtieron en España 32.000 millones de dólares. En los tres primeros años de la década de los noventa, es decir, entre 1990 y 1992, la inversión ha sido de 34.000 millones de dólares. Esto significa que en tres años, que además son ya años difíciles desde el punto de vista económico, se ha invertido más que en, toda la década pasada. ¿Puede deducirse de estos datos que las empresas internacionales han ido perdiendo confianza en España? Más bien se deduce lo contrario.
2. España se encontraba, a principios de la década de los ochenta, entre los ocho países del mundo que más inversión extranjera directa atraían. Al final de la década estaba ya entre los cuatro primeros. Los últimos datos disponibles de la OCDE sitúan a España en tercer lugar, solamente precedida por el Reino Unido y Francia. Es verdad que la inversión extranjera directa ha caído algo en España en 1992. Pero también es verdad que la inversión empresarial en el mundo, y entre ellas la extranjera, ha caído de forma generalizada, como no podía ser de otra manera teniendo en cuenta que estamos inmersos en una crisis de ámbito internacional. A. España le ha tocado su parte en esa caída general. Lo que es significativo, sin embargo, es que España mantiene una excelente posición relativa, incluso en momentos nada fáciles para nuestra economía.
3. Las principales agencias del mundo especializadas en la evaluación (rating) de la solvencia de países han venido calificando a España en los últimos años como país de alta solvencia.
Pues bien, esas agencias han renovado recientemente, y en un momento en que la crisis económica internacional nos afecta con dureza, su calificación. En concreto: Standard and Poors confirmó la calificación de la alta solvencia de España el 5 de mayo de 1993; Moodys la con firmó el 3 de diciembre de 1992; Japan Bond Research confirmó su calificación también a finales del pasado año.
Un billón más
4. La visión positiva de la solvencia de España no ha quedado circunscrita a las agencias. Los inversores en los mercados financieros han operado en consecuencia con ella. Si tomamos como referencia los últimos 12 meses, de claro debilitamiento de la economía española, vemos que el volumen mensual medio de deuda pública española en manos de extranjeros ha superado los dos billones de pesetas.
Si seleccionamos el periodo que va de enero. a mayo de este ano, vemos que dicha deuda pasa de dos billones de pesetas a tres billones, es decir, los extranjeros han comprado en los últimos cinco meses un billón de pesetas más de deuda pública española. Es cierto que en ello influye el diferencial de tipos de interés. Pero también es cierto que los mejores asesores financieros del mundo no aconsejarían a sus clientes prestar dinero a un Estado y a un país al que no se le reconociera la suficiente estabilidad económica y holgura fiscal para devolver la deuda.
La credibilidad de un país para los extranjeros depende de múltiples factores. En el mundo hay analistas e instituciones que escrutan en la realidad de España a través de indicadores objetivos de la sociedad y la economía, de su situación política, y de las afirmaciones y proyectos de los líderes de la política -Gobierno y oposición- y de la empresa. El resultado de estos análisis y su difusión crea el estado de opinión sobre España y tiene una importante influencia en las decisiones de los inversores internacionales. -
Parece que los datos objetivos y las opiniones positivas han contrarrestado las opiniones negativas de algunos líderes políticos y económicos: los inversores internacionales siguen confiando suficientemente en la economía española.
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