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El Doce de Octubre abre las nuevas urgencias, que han costado 600 millones

Por fin. Con seis meses de retraso, el hospital Doce de Octubre, que atiende a toda la zona sur de Madrid (unos 700.000 habitantes), inauguró ayer las instalaciones de su nuevo servicio de urgencias: sin corte de cintas, sin autoridades y con el lógico desasosiego del primer día. Las nuevas urgencias, que ocupan 2.000 metros cuadrados y han costado alrededor de 600 millones de pesetas, dispondrán en breve de un helipuerto anexo.

Con esta nueva instalación, el Insalud persigue acabar con los inevitables enredos que, hasta ayer, suponía atender (en escasos metros cuadrados) las avalanchas de pacientes que periódicamente acuden a este centro. No hace ni tres meses que médicos, enfermeros y celadores del Doce de Octubre, agobiados por el exceso de pacientes y las precarias condiciones del ya antiguo edificio, se plantaron en el juzgado de guardia para denunciar el caos reinante.La estadística indica que al Doce de Octubre llegan diariamente del orden de los 400 pacientes, a veces más. Los enfermos se toparon ayer con un flamante edificio de dos plantas conectado con el pabellón central a través de un largo pasillo que desemboca en la plataforma del helipuerto.

Entre el edificio inaugurado ayer y el anterior media un abismo. No se pueden comparar. El actual dispone de tres accesos posibles, en función de la gravedad del enfermo. El anterior sólo tenía uno: cabía la posibilidad de que en su única puerta de entrada se cruzaran una camilla con un cadáver y un paciente aquejado de una simple gripe.

Opinión positiva

La opinión de los familiares de los enfermos consultados ayer era positiva. No faltaban, sin embargo, quienes se quejaban de la asistencia. Cristina se enfadó mucho cuando los médicos volvieron a darle el alta a su madre. "La he traído cuatro veces, con una gastroenteritis, y siempre le dan el alta".Más tarde, el médico le dio a Cristina una explicación que, aparentemente, le satisfizo: "La gastroenteritis es una banalidad, muy molesta, eso sí, pero una banalidad. Salvo que el paciente sea un niño muy pequeño o un anciano de 90 años no pasa nada. La deshidratación sólo viene si se vomita mucho".

Fernando Gómez Argüelles, el coordinador del servicio de urgencias del hospital, estaba ayer cansado y feliz. Apenas había dormido. Su ansiedad por. poner en marcha las urgencias nuevas está justificada: fueron demasiados los quebraderos de cabeza que le ocasionaron las antiguas.

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