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Entrevista:ELECCIONES 6 JUNIO

"Si no les interesa, nos vamos a la oposición"

"Estamos dispuestos a asumir responsabilidades sin límite"

Texto: Joan M. Perdigó y José AntichMientras el PSOE, y el PP aseguran que los nacionalistas ya han pactado secretamente con su adversario, Roca reclama el derecho a no pronunciarse antes de ver los resultados y advierte a ambos que el día 7 con quien tendrán que hablar es con él.

Pregunta. CiU mantiene una calculada ambigüedad sobre el socio con el que preferiría entenderse después del 6 de junio. Las encuestas reflejan que más del 70% de los españoles se debate entre Felipe González o José María Aznar, y ustedes, que insisten en que ahora ha llegado su hora, Siguen sin definirse.

Respuesta. Nosotros, no es que no queramos definirnos, es que no podemos. No sabemos cómo va a quedar el escenario posterior al 6 de junio. No nos es indiferente que gane uno u otro, lo que pasa es que los acuerdos de futuro no los podremos hacer desde la estima, desde el cariño o la afinidad. Lo tendremos que hacer desde la perspectiva de los intereses que nos toca defender. No tenemos motivos para estar más cerca del PSOE que del PP. A todo el mundo se le pide su propio proyecto menos a nosotros. Que se les pregunte al PP y el PSOE con quién piensan gobernar porque lo que sí está claro es que nadie logrará la mayoría absoluta. No se nos puede trasladar a nosotros la intranquilidad de conciencia de no definirnos. Si definiéramos nuestra preferencia haríamos un mal servicio al país. A nosotros nos votarán para que, en función del resultado, podamos decidir.

P. Pero los dos partidos mayoritarios ya se han definido. Aznar y González han descartado gobernar con Izquierda Unida y la gran coalición entre ellos, y no cierran la puerta ni a CiU ni al PNV.

R. Nosotros también podemos decir algo en ese terreno: que nadie cuente con CiU para una mayoría en la que partícipe IU. Más no puedo decir.

P. Pero su situación no es igual que la del PSOE o la del PP. Son dos partidos con posibilidades de definir mayorías por sí solos y es evidente que los nacionalistas deben tener ese marco de referencia. Como dice el presidente de la Generalitat, para gobernar hace falta un kilo, y CiU en el mejor de los casos puede aportar entre 100 o 150 gramos.

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R. Por esa razón nosotros tenemos que insistir en que si no se aceptan los ejes fundamentales de nuestro programa, no tenemos ningún problema en quedarnos en la oposición. Si es para hacer lo que nosotros proponemos, adelante; si es para hacer un proyecto socialista o popular, que no cuenten con nosotros. Queremos decidir, no que los demás decidan por nosotros. Pueden decirnos que somos muy pretenciosos, pero no es verdad; si no les interesa, nos vamos a la oposición y no pasa nada.

P. ¿Cuáles son, pues, los puntos básicos en materia económica que son irrenunciables?

R. Más que enumerar puntos, les pondré un ejemplo: cuando pedimos una reducción de la presión tributaria moderada, selectiva y progresiva del 56% al 50% en el tope máximo del IRPF, puede ser que el primer año se haga una reducción del 0,5% o del 1%. Esto es negociable. Pero queremos una reducción; esto no es negociable. Y ¿por qué? Porque entendemos que si en este país no se incrementa la capacidad de ahorro, no habrá más inversión ni más puestos de trabajo. Puede haber discusión o negociación sobre los porcentajes, los tipos, pero no sobre la filosofía económica del programa.

P. ¿Y cuáles son esas diferencias que les alejan tanto del PSOE y del PP?

R. Los socialistas en su programa siguen ignorando el instrumento de la política fiscal; ignoran las grandes reformas estructurales en la sanidad, el mercado laboral, etcétera. En este aspecto son capaces de introducir dos figuras tan contradictorias como el contrato de aprendizaje y decir simultáneamente que van a suprimir los contratos temporales. Espero que no lo cumplan porque si suprimirnos los contratos temporales, añadimos un millón de parados más.

Los del PP no sólo tienen un programa contradictorio y vacilante. Me cuesta decir qué diferencias tenemos porque no sé cuáles son los ejes de la política económica del PP. Pero hay con seguridad una gran diferencia: nuestra apuesta es por la economía productiva, porque nosotros representamos una mentalidad económica de tejido industrial, de cultura productiva. Esta mentalidad no la tiene el programa del PP ni la ha tenido nunca. Llegan como aprendices.

P. ¿Tan lejos están las cosas también en el capítulo autonómico?

R. Si no fuera por el tema de la cesión del 15% del IRPF a las comunidades autónomas, podríamos decir que tenemos una experiencia más positiva con los socialistas. Pero claro, lo del 15% nos ha dejado a todos desconcertados. ¿Cómo puede decirse que el acuerdo no existe, que no está firmado? Pero si ellos mismos lo han explicado por todas partes. Al pobre Raimon Obiols le han hecho hacer cada papel en Cataluña... Con relación al PP, su actitud en el Senado oponiéndose al uso de las lenguas cooficiales de las autonomías es todo un símbolo.

P. Usted apela a menudo en sus mítines al ejemplo del catalanismo político de principios de siglo, que con su actitud aportó nuevas energías a la España hundida tras el desastre colonial de 1898. Pero da la impresión de que los hombres de la Lliga, en particular Francesc Cambó, arriesgaron más entonces en su búsqueda de acuerdos con los partidos de ámbito nacional pese a que entonces eran mucho más reticentes a lo que ustedes representan.

R. Nunca Cambó se mojó tanto como yo porque las circunstancias no le dieron tiempo. Cuando él intentó [crear, el Centro Constitucional, en 1930] lo mismo que yo con la Operación Reformista de 1986, ya no fue posible. Insisto, nunca Cambó [fue ministro de Fomento en 1917 y de Hacienda en 1921] se mojó tanto como yo. Además, había una gran diferencia entre esa época y la actual. La apuesta de Cambó tenía mucho de esfuerzo individual porque en las Cortes de la época sus aportaciones se valoraban porque eran de Cambó. No era un problema de escaños. Las previsiones dicen que nunca en la vida del catalanismo político se ha producido una situación como la del 6 de junio, en la que, además de aportar una política que responde a las necesidades de España, seremos aritméticamente necesarios. España necesita una apuesta por la economía productiva, por la cultura del riesgo, por la iniciativa, y eso es Cataluña. Por eso no hacemos una campaña con la idea de que vamos a aprovechar para sacar cosas para Cataluña, nuestra propuesta está pensada para toda España.

P. Hay aún ciudadanos que mantienen reticencias hacia CiU porque ven en ella una dualidad de mensajes. Dualidad evidenciada en otras ocasiones, especialmente entre lo que dice Jordi Pujol y lo que dice usted.

R. Otros momentos son otros momentos. Nadie puede decir que entre Pujol y Roca hay dos mensajes. Estarnos diciendo calcada, literalmente lo mismo. Hay quien dice que él ha hablado más de autonomía y yo de economía, pero eso es porque nos hemos repartido los papeles. Insisto; estamos diciendo lo mismo. Como ejemplo le pondré que el lema de campaña: Ara, decidirem, con todo el proyecto y la filosofía que representa, nos costó cinco minutos aprobarlo a Pujol y a mí. Decimos: ahora queremos decidir, y asumimos el compromiso delante de nuestros electores.

P. ¿Qué voto le recomendaría a un primo suyo de Cuenca que le pidiera consejo? ¿Cuál es para el elector no residente en Cataluña el proyecto de España que más se acerca al suyo?

R. Es evidente que tendría una recomendación especial que darle a mi primo, lo que pasa es que no se la diré a ustedes por una razón muy sencilla, por el hecho de que en Cuenca o en Segovia que alguien vote por uno u otro bajo mi recomendación, no supone ninguna preferencia para CiU. Nosotros nos situamos en función de nosotros mismos. Si me lo pregunta alguien por la calle, que me ha pasado, le diría que vote en conciencia. Pero le aseguro que a mi primo sí que le daría un consejo.

P. Hablando de quienes le piden consejo o se identifican con usted en el resto de España, ¿qué dice la gente que se embarcó y naufragó con usted en la Operación Reformista en 1986?

R. Están encantados, entusiasmados. Lo que van a votar no lo sé, pero sí sé que cada día recibo cartas de apoyo de gente reformista. Puedo decir, además, que encuentro hoy mucha más receptividad a nuestro mensaje que la que pueden dar a entender comentarios como por ejemplo los de Rodríguez Ibarra. No veo a la gente del resto de España tan recelosa con lo que el nacionalismo catalán puede aportar como la vi en

1986, cuando creamos el proyecto reformista. Hay una cosa que lo demuestra: mucha gente coincide en que si ahora se hubiera hecho la operación reformista, sería distinto.

P. ¿Piensa contar con esa gente en una eventual participación de ustedes en tareas de gobierno?

R. Las aportaciones serán las de nuestro programa, y las personales ya se verán. Los reformistas podrán estar satisfechos de que sus ideas salgan adelante. Otra cosa no puedo decir.

P. Además de consensuar programas, usted ha advertido que hay cosas que quien desee hablar con ustedes tendrá que llevar bajo el brazo el primer día. Por ejemplo, la cesión del 15% del IRPF.

R. A quienes crean que lo del 15% es una cuestión de los catalanes, les diría si saben que Joaquín Leguina [presidente de la Comunidad de Madrid] está entusiasmado o que a Joan Lerma [presidente de la Generalitat valenciana] le pasa lo mismo. Nosotros no exigimos nada. Lo que decimos es que esto no entra en una negociación. Esto es algo que hay que cumplir. La cesión es para todas las comunidades autónomas y no supone ningún privilegio ni mejora inmediata de la economía presupuestaria. Lo único que supone es un automatismo más inmediato en los ingresos, pero no representa más ingresos para Cataluña. Fíjense si somos ingenuos que pedimos la cesión de una parte de un impuesto del que estamos propugnando una reducción de los tipos. Hay quien dice que nos equivocamos, que nos interesaría más la cesión de una parte del IVA, pero el IRPF es nuestra apuesta.

P. El presidente andaluz, Manuel Chaves, insistía hace unos días en que lo del IRPF no está cerrado y que la salida posible podría ser transferir el IVA minorista. ¿Comparte esa idea?

R. No veo posibilidad técnica ahora de dar marcha atrás. Todo está calculado sobre el IRPF. Esos son los cálculos que hizo en su momento el secretario de Hacienda, Antoni Zabalza.

P. Usted ha dicho que su discurso y el de Pujol son calcados. Lo que está claro es que Convergència y su socio, Unió Democrática, no tienen el mismo discurso. Unió es mucho más radical en su rechazo a formar parte de cualquier mayoría de Gobierno.

R. Lo que dice Unió, yo lo puedo asumir totalmente. Dice: "No nos interesa el gobierno por el gobierno", lo suscribo; "hemos manifestado siempre nuestra preferencia por los acuerdos concretos, pero no renunciamos a asumir mas responsabilidades", al cien por cien de acuerdo. No hay diferencia. El lema de la coalición quiere decir que si podemos hacer que nuestro programa se aplique, estamos dispuestos a asumir responsabilidades sin límite.

P. Usted ha sido siempre el interlocutor de CiU con los socialistas. Incluso se le atribuye una sintonía especial con ellos. ¿No cree que esa percepción le deja pocas posibilidades de ser el interlocutor si el PP gana las elecciones?

R. Que nadie se equivoque: el interlocutor de la coalición no lo designará el que quiera dialogar con nosotros; gane quien gane, lo designará CiU y, de hecho, ya lo ha designado, soy yo.

P. ¿Se le ha pasado por la cabeza que la aritmética electoral y las negociaciones posteriores podrían llevarle ante la eventualidad de presidir un Gobierno?

R. La aritmética tal vez sí, pero es una hipótesis que no preveo. Creo que sería positivo encontrar otras soluciones antes porque si esa hipótesis estuviera sobre la mesa querría decir que hemos llegado a una situación tan compleja y complicada que no sería buena para el país.

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