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Una actividad demencial

De Madrid a Oviedo y Gijón y retorno a Madrid el mismo día. De Madrid a Almendralejo y de ahí a Córdoba para dormir. La ruta de la caravana electoral de Julio Anguita estaba resultando demencial, y el propio candidato ha comentado en privado en numerosas ocasiones que lo lógico es viajar por España en el sentido de las agujas del reloj y no con tantos saltos. Pero los organizadores habían introducido visitas a provincias donde existía alguna posibilidad de escaño, incluyendo viajes sorpresa a La Coruña.A ello hay que sumar que Anguita lleva sobre los huesos múltiples actos de precampaña -con dos mítines el mismo día distantes entre sí casi 90 kilómetros y regreso nocturno a Madrid- y todavía antes numerosos actos sectoriales. Cuando Felipe González adelantó las elecciones, Anguita llevaba recorridos este años varios miles de kilómetros, informa Javier Rivas.

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La entrega de Anguita en los mítines es total. Habla de media a una hora. Gesticula, eleva la voz, se apasiona, suda y exhorta a sus audiencias.

Los viajes se hacían además por carretera, salvo los saltos a Baleares y Canarias, dado el miedo. de Anguita a los aviones, y el estado físico del candidato y sus acompañantes se resentía. En la noche del jueves un grupo de periodistas se topó con él paseando en solitario por la plaza del Pilar, de Zaragoza.

Ayer, Anguita se subió al autocar de los periodistas en parte del viaje entre Zaragoza y Barcelona y una cuestión tocada en la charla fue precisamente la dureza de la campaña. El candidato explicó que combatía el cansancio con sus queridas siestas.

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Anguita explicó que el miércoles, tras participar en Antena 3 en el programa de Jesús Hermida, estaba tan cansado que se echó a dormir en el suelo en su domicilio de Madrid. "Sólo con una almohada", precisó. Una práctica que aprendió de su padre y que no es extraña en Andalucía para combatir el calor.

Anguita, que fuma habitualmente numerosos Ducados, viaja en un automóvil con su chófer Antonio y su secretaria política, Carmen Tirado, y ocasionalmente su jefe de prensa, José Iglesias. En otro coche le siguen dos policías de escolta.

Cruzando el Tajo en ruta hacia Extremadura, Anguita confesaba el pasado domingo su tentación de retirarse a una casita junto al río y vivir del fruto de la pesca obtenida desde una barca. O mejor, irse como un Robinson Crusoe a la sierra de Córdoba, su tierra de adopción, y vivir de la caza y de los frutos del monte. "Yo tengo dos corazones", ha comentado varias veces: uno guerrero en la política; el otro horaciano lejos del mundanal ruido. El primero de ellos le ha dado un susto.

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